Tan lamentable como llamar José Luis Borgues al célebre poeta, ensayista y cuentista Jorge Luis Borges resulta atribuirle el bodrio Instantes, que no se aviene en nada con la personalidad y estilo de quien injustamente fue privado del Nobel de literatura por mezquinas razones políticas, aunque lo mereciera más que ninguno de los que lo han “ganado” hasta ahora.
Se equivocan quienes atribuyen dicho “poema” al ilustre Borges, mejor harían atribuyéndoselo a Cuauhtémoc Sánchez, pues resulta muy del estilo de este personaje.
Borges se refería al mismo tema en términos mucho más amargos:
He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre esta a mi lado
la sombra de haber sido un desdichado.
Se equivocan quienes atribuyen dicho “poema” al ilustre Borges, mejor harían atribuyéndoselo a Cuauhtémoc Sánchez, pues resulta muy del estilo de este personaje.
Borges se refería al mismo tema en términos mucho más amargos:
He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre esta a mi lado
la sombra de haber sido un desdichado.
(El remordimiento)
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