miércoles, 29 de diciembre de 2021

Pido un aplaaauso para el SAAAT...

… que a mí ha llegadooo. Me explico. 

El lunes 20 de diciembre de 2021, revisando en mi celular el estado de cuenta de nuestra tarjeta empresarial, me percaté que aparecía un depósito por 20 mil pesos que no tenía explicación alguna, pues no era producto de venta en tienda ni de ninguna transferencia electrónica por venta en línea. La app bancaria no incluía mayor explicación que la de ABONO EMERGENTE.

En un principio pensé que poco antes había caído en el garlito de los bancos en sus cajeros automático para abonarnos usureros préstamos que no deseamos, hasta llamé al número de atención a clientes de BBVA para averiguar si tal era el caso, y no, la leyenda antedicha no estaba dentro de su catálogo para esos “beneficios”. Decidí consultar la aplicación en línea desde mi computadora de escritorio, pues luego ahí se incluye información más puntual, y sí, ahí estaba la explicación a mi inquietud: ABONO EMERGENTE / PREMIOHACIENDABFIN 00.

Es decir, habíamos resultado agraciados en el concurso que el SAT organiza cada BuenFin:) entre miles de negocios participantes y cientos de miles, si no millones, de tarjetahabientes.

Ya imaginarán la bocanada de aire puro que representa para un pequeño comercio un beneficio de este tipo, sobre todo cuando ya cada vez menos los proveedores están dispuestos a participar con uno en eventos de esta índole, sean estos el referido BuenFin:) o el Día de la Madre o del Padre o del Amor y la Amistad.

Por eso es de agradecerse que  una institución pública participe en este tipo de eventos de beneficio social, aunque con ello -no le hace- quedemos expuestos a una mayor y mejor fiscalización por parte de Hacienda.

Como diría el clásico, el que nada debe nada teme.

Viñeta decembrina

Por estas fechas, pero hace treinta años, cuando trabajaba para IBM en Estados Unidos, tuve un percance de tránsito producto de mi imprudencia. Mi seguro se encargó de pagarle al otro y yo me quedé con el golpe, pues el deducible era tan alto que de cualquier forma iba a terminar pagando.

Sin embargo, hete aquí que un buen día tocaron a la puerta de la casa y, al abrirla, me topé con un chavo afroamericano que se ofrecía a “sacarme” el golpe por cincuenta dólares. En México, en varias ocasiones eché mano de estos magos ambulantes de la hojalatería, siempre con resultados, si no óptimos, sí bastante aceptables. Con esta experiencia en mente, vi la oportunidad de ahorrarme algunos cientos de dólares y acepté sin chistar. Mi amigo se puso manos a la obra y yo esperé dentro de la casa a que me avisara en cuanto terminara.

Cuando así ocurrió, cuál no va siendo mi sorpresa al ver que el auto estaba mucho peor que antes de que el mozalbete se pusiera a trabajar, y además exigiendo éste su paga. Por supuesto que me negué en redondo a transigir y lo mandé con cajas destempladas a otra parte. No más de media hora después, el muchacho se volvió a presentar, pero esta vez acompañado por un negro tan fornido como Lotario el de Mandrake, y exigiendo los ¡cien bucks! que yo me había comprometido a pagarle al chavo. Lleno de temor, sólo acerté a decirle que habían sido únicamente cincuenta los del trato.

- Qué bueno que reconoce usted la deuda -me espetó el negrote-, así que desembolse.

La artimaña le había resultado fructífera a la mole, pero yo le repliqué que ni los cincuenta ameritaba el “arreglo” que su compañero me había hecho. Y así transcurrió la discusión durante los siguientes varios minutos, hasta que opté por ponerme tan listo como fortachón y conminarlo en los siguientes términos:

- Mire -le dije-, lo invito a que vayamos a ver mi coche, y si usted juzga que el trabajo lo amerita, le pago no los cincuenta, sino los cien que demandaba.

Encantado de la vida y celebrando anticipadamente su triunfo, haciéndose ya con la descomunal estafa, el hombrón aceptó de mil amores y los tres nos encaminamos a inspeccionar el vehículo. El individuo veía y reveía el trabajo, se alejaba del auto lo suficiente para tener una mejor perspectiva, se volvía a aproximar y hasta en cuclillas se ponía para examinarlo de cerca, pasando la palma de su mano y acariciando una y otra vez el golpe entresacado. Y en un desplante inesperado e intempestivo, Lotario se puso de pie, le dio un par de palmadas en la espalda a su amigo, el “hojalatero”, lo abrazó fraternalmente, y lo instruyó cariñosa pero lacónica y perentoriamente:

- Let’s go, brody -y ambos dieron media vuelta y se marcharon, sin reclamar más nada y sin siquiera voltear a verme.

Yo me quedé celebrando mi triunfo sobre este gigante de ébano y añorando a los “entresacadores” mexicanos.

jueves, 16 de diciembre de 2021

¿Oposición?

El PAN se reunió en Gobernación con el titular del Ramo, Adán Augusto López, para “dialogar”. Iban liderados no por el inocuo Marko Cortés, sino por Santiago Creel Miranda, que así demuestra que está muy preocupado por los escándalos que lo rodean a él y a sus hijos en el despacho fiscalista que encabezan. Así que mejor estar en buenos términos con el Poder que confrontarlo abiertamente.

Por otro lado, el “líder” del PRI, Alejandro Moreno, decretó la muerte del neoliberalismo y se destapó como precandidato del partido a la Presidencia de la República en 2024. Uno más que no tiene idea de la realidad, pero que también entra en el jugo del Mesías al dar por muerto lo que éste tanto alucina y proponerse, sin ninguna posibilidad, para La Grande, y es que este personaje también tiene larga cola que le pisen, desde que desgobernó Campeche. Es decir, otro más que se alinea en la labor de resquebrajamiento de la oposición, que se dice “lista” para dentro de tres años.

Del PRD, ya mejor ni hablamos, con su carismático paladín Jesús Zambrano tratando de reunir los escombros en que han convertido a su instituto. Pero, además, ni PAN ni PRI ni PRD logran conjuntar una entidad que los represente a todos, mucho menos a un personaje que los unifique desde ¡ya! para competir contra Morena en los comicios del 24. Que si Va por México, que no, que mejor el Frente Cívico Nacional (FCN), por no decir nada del impresentable FRENAA.

Y de individuos que pudiesen competir contra los espantajos de López Obrador, Claudia Sheinbaum, en primerísimo lugar, y Marcelo Ebrard,  pisándole los talones, ambos potenciales reclusos del Altiplano por su criminal gestión de la Ciudad de México (Línea Dorada, uno construyéndola, la otra “manteniéndola”), o ese otro iluso, Ricardo Monreal, quién, a ver díganme quién, podría enfrentar con solvencia una elección de Estado, porque a esa realidad es a la que se enfrentará nuestra “democracia” en el futuro cercano. ¿El hígado Ricardo Anaya, desprestigiadísimo y con nula aprobación? ¿José Antonio Meade Kuribreña, Enrique de la Madrid, Luis Donaldo Colosio, Samuel García, otro hígado? ¿O le damos chance por cuarta vez a Cuauhtémoc Cárdenas?

Por si fuera poco, un partido que pudiera aglutinar y dar más consistencia a esa oposición, Movimiento Ciudadano, ni se muestra muy ansioso de coaligarse ni los otros de convocarlo, dejándolo incluso fuera de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, sin nadie que lo defendiera.

Así que tendremos 4T (me repugna el término hasta el vómito) para largo, comenzando con el imbécil que actualmente nos “gobierna”, y continuando con otros, seguramente no tan imbéciles, pues ello es imposible, pero sí dispuestos a continuar la obra destructiva del primero.

Hasta yo podría hacerlo mejor que ese idiota.

domingo, 12 de diciembre de 2021

¡Terrible frustración!

(La carta celebratoria adjunta la escribí hoy domingo en la mañana. Me mantengo en lo dicho al final.)

Me pondré dramático y sentimental: ahora cobra sentido todo lo que me ha ocurrido en la vida, desde cuando aquel remoto 1959 conocí al papá del cinco veces mundialista guardameta mexicano del León Antonio “Tota” Carbajal (http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2019/10/los-papas-de-la-tota.html), siendo apenas un crío (yo, no el papá), hasta la conquista de la novena corona en el futbol profesional mexicano por el León el día de hoy, domingo 12 de diciembre de 2021, pasando por cuando tuve la oportunidad de platicar largamente con el mismo “Tota” en el aeropuerto de Dallas en 1994 (link anterior) durante el Mundial de ese año en Estados Unidos.

O, ya mudado de la Ciudad de México a León, muchos años después, visitarlo en su vidriería para continuar la plática iniciada tres lustros atrás o convivir con el legendario jugador de la fiera Jorge “Tarzán” Davino en su restorán del Campestre o entrechocar mi pandémico puño con el del incomparable mediocampista felino “Chapo” Montes en la pista del Parque Metropolitano cuando nos topábamos de frente, corriendo él en un sentido con su preparador físico personal y yo en el otro, o el mismo “Chapo” departir con mi hijo en la tienda de videojuegos de Liverpool, y jugar con él un partido virtual remoto vía estos artilugios de la era moderna.

O saludar a los leoneses Fonseca, padre e hijo, grandes fanáticos de la Fiera, en la misma pista del Metropolitano, en donde llegué a conversar amenamente con el señor -ya fallecido- y con el brillante goleador ex Puma “Kikín”, cuando visitaba a su familia en la ciudad.

O, en fin, con el sincero autógrafo que el defensa panza verde Jonny Magallón le dedicó en el “Davino” a mi esposa y que hoy en día adorna su buró junto al que la “Tota” le obsequió en el avión de regreso a México aquel memorable y lejano día en Dallas, más sincero aún.

¡Bendito León, que le has dado sentido de pertenencia a mi vida!

(Conste, les advertí que me iba a poner dramático.)

miércoles, 8 de diciembre de 2021

La sazón y razón del desayuno

En oportunidades previas hablé sobre los placeres de leer y escribir, ahora lo quiero hacer con otro íntimamente relacionado con ellos aunque incomparablemente superior: el extático deleite de leer el periódico por las mañanas a la hora del desayuno.

En Los Buddenbrook, de Thomas Mann (Edhasa, 2008), puede leerse al final del capítulo VI, página 158, el siguiente diálogo entre la heroína de la novela, Tony, y uno de sus pretendientes, muy jóvenes aún los dos:

Más tarde, cuando Tony hubo terminado y se estaba limpiando los labios con la servilleta, señaló el periódico y preguntó:

- ¿Y bien? ¿Alguna noticia?

El joven Schwarzkopf se echó a reír y meneó la cabeza con un gesto de compasión un tanto burlona.

- Ay, no... ¿Qué va a poner ahí? ¿Sabe usted? El Stiidtische Anzeigen es un periódico que podría ir directamente a la basura.

- Oh... Pues papá y mamá llevan toda la vida comprándolo.

- ¿Y qué? -dijo él y se sonrojó-. Yo también lo leo, como puede ver, aunque sólo cuando no tengo otra cosa a mano…”.

Pues yo tampoco tengo otra cosa a mano a esas horas de la “madrugada” que el periódico local, que merecería igual suerte que el Stiidtische Anzeigen, pero, aun así, nada puede superar el inmenso placer de hacer esto todos los días mientras devoro mis suculentos bizcochos con un exquisito expreso, previa deglución de un saludable y refrescante jugo de naranja.

¿Paradójico, no? Aunque no tanto, ya que bien que mal uno se pone al día de los aconteceres de la ciudad, el estado, el país y el mundo, en lo relacionado con la política, la sociedad, los negocios, la economía y hasta los deportes, y todo, aderezado con sesudos artículos de opinión; ya posteriormente se pondrá uno más al tanto en Internet con diarios nacionales y extranjeros de mejor “manufactura”.

Además, no deja de tener su encanto el descubrir tantos gazapos, duendes y erratas en lo que constituye un humorismo involuntario puesto en marcha todos los días por mi propio Stiidtische Anzeigen.

Se hace más leve la jornada. 

lunes, 6 de diciembre de 2021

León

Pronto se cumplirán 19 años de que me mudé, junto con la familia, de la Ciudad de México a León, Guanajuato. Siempre me he sentido un desarraigado que continuamente contrasta las buenas cosas de la megalópolis con la sencillez de la vida provinciana, sin considerar las innumerables desventajas de aquella, pues, a final de cuentas, salimos (o salí) huyendo de ahí. No sé qué imaginé, ya que eran frecuentes los enfáticos encomios que escuchaba de boca de otros sobre la ciudad cuerera.

Mis proverbiales desequilibrios hacían que sintiera un encono tal por todo lo leonés que llegaba al extremo de sentir una euforia enfermiza cada vez que el equipo León fallaba en sus repetidos intentos por volver al máximo circuito del futbol mexicano, que no fueron pocos en diez años, buena parte de los cuales había ya vivido aquí.

Quizá abrevie mucho todo el asunto, pero no dejó de llamar poderosamente mi atención que el sábado 4 de diciembre en la noche, poco antes del partido entre el León y los Tigres de la UANL, estuviera yo en el puritito nervio esperando el inicio del encuentro, lo que me hizo recordar mi infancia cuando mi madre me reprendía por verme absolutamente descompuesto esperando el inicio del partido entre mi equipo favorito en aquel entonces y su acérrimo rival, ambos tan caídos en desgracia actualmente que ni siquiera merecen el ser nombrados. “¡Mira nada más cómo te pones, Raúl, estás loco!”. Me amonestaba la señora.

Ustedes pensarán que hasta qué grado de demencia llegan mis traumas para que me pusiera en tal trance esperando la derrota de alguien, ¡pero no!, estaba así porque deseaba en el alma que ganara “mi” equipo, el León, y no por desprecio al otro, los Tigres, sino por un auténtico afecto que  ha ido creciendo en el transcurso de los años por los panzas verdes. Hasta me asusté, me cae. Ya se imaginarán cómo grité el agónico gol con el que éstos vencieron a los universitarios para así conseguir el pase a la final del balompié mexicano.

Ni qué decir cuando el domingo leí en el periódico los encomiásticos elogios de David Faitelson, Roberto Gómez Junco y Luis García, que, resumiéndolos en uno, rezarían: “León no solo muestra efectividad, también mantiene un respeto y una esencia por el buen juego; se mostró poderoso y lo pone favorito para campeón ante quien sea; es un club ganador, pero también es un ejemplo de organización deportiva, al que se le debe aprender”.

¡No, hombre!, me sentí yo tan orgulloso como si el equipo me perteneciera. En mi descargo he de decir que este entusiasmo fue creciendo desde la época del bicampeonato con Gustavo Matosas, hasta convertirse actualmente en este fanatismo desbordado, aunque no irracional. Lástima que hayan robado a los Pumas, pero en la final los vengaremos con creces.