Aseguradoras abusivas

Después de -literalmente- décadas de estar pagando el seguro de gastos médicos mayores de Elena sin haberlo “disfrutado” cabalmente, quisimos poner a prueba a GNP con un percance menor: la susodicha tropezó accidentalmente en la cocina y fue a dar contra el canto de una puerta. El dolor fue tan intenso que creyó haberse roto una costilla, sin embargo, dejó pasar algunos días hasta que, bajo tan intenso dolor, mejor acudió al hospital Siena, en el que no se carga ningún deducible por este tipo de accidentes, a que la revisaran y le tomaran una radiografía. Afortunadamente, sus temores fueron vanos y todo se está resolviendo con el consumo del medicamento prescrito. Total, entre una cosa y la otra, mil novecientos veintiún pesos con doce centavos.

Pero, insisto, quisimos poner a prueba a GNP y su tan cacareado no-deducible en caso de accidente. Me comuniqué con mi agente de seguros, quien tan “sólo” me requirió lo siguiente (sic):

1. Identificación oficial (Ine, pasaporte)

2. Aviso de enfermedad o Accidente (llenado y firmado por el asegurado) - Clic

3. Informe Medico (llenado y firmado por el medico) - Clic

4. Interpretación de estudios

5. Resultado de análisis clínicos (en caso de haber)

6. Factura de los gastos (no se aceptan recibos, notas, vales, etc)

7. Estado de cuenta (no mayor a 3 meses)

8. Estado de cuenta hospitalario (si es que se genero alguna factura de hospital)

9. Nota post quirúrgica (en caso de que hubiera cirugía)

10. Recetas (no mayor a 3 meses)

11. Formato bancario (llenado y firmado por el asegurado) – Clic

12. Bitácora de asistencia (en caso de rehabilitaciones)

¡Una locura! Estuve a punto de desistir, pero perseveré y le remití tooodo. A lo que él únicamente me respondió con una cláusula “matadora”: “Para las enfermedades de rodilla, hombro y columna vertebral, sólo se considerarán accidentes cuando exista una pérdida de continuidad de la estructura ósea (fractura)” (recontra sic, diría el inolvidable autor mexicano Raúl Prieto (a) Nikito Nipongo). Humorista involuntaria la aseguradora, no cabe duda. Pérdida de continuidad de la estructura ósea, para morirse de risa.

Para no correrles el cuento largo, me desistí, ¡que se vayan al carajo! Total, dentro de algunas décadas estaré ya generando esa miseria con la monetización de mi blog que les platiqué el otro día, y con el que ya llevo acumulados más de cien pesos con el transcurso de los lustros.

Como verán, las decenas de miles de pesos que le hemos aportado a GNP durante veintidós años no sirven ni para esta bicoca. Y ya en febrero le toca renovación de póliza a mi esposa, que sufrirá un fuerte incremento (la póliza, no mi esposa) al cambiar de decil por edad. Consideraremos seriamente su cancelación.

Por fortuna, yo ya no experimento ninguna de estas penurias, pues a mis tiernos 76, ya no soy asegurable ni en una casa de apuestas.

Comentarios

Juan Martin ha dicho que…
Increíble, casi parece más factible ingresar todo a una cuenta de ahorros o inversión y cruzar los dedos de que lo ahorrado te dará lo necesario en caso de cualquier siniestro.
Lo bueno es que Elena ya se está recuperando.

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