miércoles, 16 de noviembre de 2022

Decencia obliga

Ayer que salía en reversa de Farmacias Guadalajara -torpe que me he vuelto-, no me percaté de que había un auto estacionado junto a la banqueta detrás de mí y me estampé contra él. De inmediato me apeé del mío y vi que el otro vehículo estaba abollado, no así el mío, cuya facia trasera únicamente se desensambló ligeramente. De vuelta al volante, le solicité a mi esposa, que me acompañaba, que me facilitara un papel para dejar un mensaje en el limpiaparabrisas del conductor del otro coche, solicitándole de favor que se comunicara conmigo y el número telefónico (fijo) de mi domicilio al que podría hacerlo.

Hoy en la tarde me llamó una dama atendiendo mi petición y le relaté los pormenores de lo que había sucedido, indicándome que el automóvil era de su marido porque el suyo estaba en el taller, pero que iría a ver y me llamaba de nuevo. Así lo hizo y me confirmó lo del golpe, inquiriéndome si estaba yo asegurado. Le respondí que sí, que no se preocupara y que me dijera la mejor forma de proceder para que el trámite no fuera engorroso para ninguno. Me informó que le llamaría a su esposo para que le indicara los pormenores de la póliza de su auto, y que se comunicaría conmigo por tercera vez para ultimar los detalles y que las aseguradoras se entendieran entre ellas.

- Muy bien -le riposté-, quedo a la espera.

Al poco rato sonó de nuevo mi teléfono:

- ¿Sí? -contesté, sabiendo que era ella-. ¿Ya tiene usted la información?

- No es necesario -respondió la dama-, dice mi marido que no se preocupe, que ese golpe ya lo traía su automóvil y que lo felicita por su honestidad.

- ¡No, hombre! -afirmé yo triunfante-, pues en este caso qué bueno que seamos honestos todos, pues bien se podría haber aprovechado cualquier otro para que mi compañía de seguros le arreglara gratis su golpe. Muchísimas gracias.

- Gracias a usted -concluyó ella-, pues se reconcilia uno con la gente por acciones así.

- Muy gentil, hasta la vista –terminé yo.

¡Increíble que “desgracias” como ésta hagan la vida más llevadera!

jueves, 10 de noviembre de 2022

En lo dicho

Me acaba de confirmar BBVA que para poder utilizar las nuevas funciones de sus apps necesito comprar un celular nuevo. ¿Y quién se las pidió, cuando a mí me bastaba con las viejas? El negociazo de la obsolescencia programada (http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2022/11/obsolescencia-programada.html).

Obsolescencia programada

Ayer todavía funcionaba la app bancaria de mi celular a la perfección; hoy, ya no. Lo mismo ocurrió hace tres meses con la app de negocios de nuestra tienda. En esa ocasión me conformé con que la pantalla inicial me permitiera todavía la generación del token para poder entrar a la aplicación bancaria desde la web. ¡Todo un celular únicamente para eso! Esta vez ya no aguanté y me quejé con el banco, pues aunque el token también funciona en este caso, mi tarjeta de crédito está ligada a la aplicación y ya no puedo utilizar la tarjeta dinámica y el CVV (card verification value) correspondiente, además de que como por seguridad la traigo apagada, ahora no puedo encenderla y desde la web no se tiene la opción. En pocas palabras, de la noche a la mañana, me quedé sin tarjeta de crédito, como si la hubiera extraviado o me la hubieran robado, ¿se imaginan?

Intenté reinicializando la app, y nada; actualizando dicha aplicación mediante Play Store y ésta ya no me lista la BBVA app que yo tengo, como alternativa válida, como si dicha aplicación detectara que mi teléfono es ya obsoleto para esa nueva versión y ni siquiera me la desplegara. Esto es, un caso flagrante de obsolescencia programada. ¿Por qué las cosas dejan de funcionar y sin previo aviso? Somos cautivos de la tecnología y pareciera que ella nos maneja a nosotros y no al revés. ¡Qué impotencia y qué rabia!

¿No será que existe una colusión entre grandes consorcios comerciales (bancos, tiendas en línea y demás) y telefónicas para hacer obscenamente redituable un negocio que ya de suyo lo es. Probablemente terminen recomendándome que cambie de celular. No, ¡espérame!, este todavía funcionaba ayer de maravilla, y ahora me sales con que tengo que comprar uno nuevo y costoso nada más porque tus aplicaciones (personal y de negocios) ya decretaron su obsolescencia entre muchas otras que funcionan. No me parece nada ético.

Por más de veinte años trabajé en una empresa tecnológica y sé muy bien de qué lado mascan las iguanas. Yo creo que por eso hoy en día todo lo tecnológico se me indigesta y prefiero, por sobre estar jugando con uno de esos estúpidos adminículos llamados inteligentes, dedicar mi tiempo al estudio y la lectura, por más mamón que suene, ah, y a ofrecer como el medio de contacto más confiable y seguro para localizarme el teléfono fijo del que me he valido toda la vida.

Lo demás, es sólo una pérdida de tiempo, ya lo dije antes (http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2022/10/los-buenos-viejos-tiempos.html). 

martes, 8 de noviembre de 2022

Nobel de Literatura controversial

Acabo de leer el desgarrador libro testimonial El acontecimiento (Gallimard 2000), de la Nobel de Literatura de este 2022 Annie Ernaux, que se viene a sumar a la larga lista de franceses que se han hecho merecedores de tal galardón. Escrito en 1999, nos relata la historia de la autora que se sintió obligada a abortar 35 años antes, cuando tenía apenas 24 de edad.

La parte más escalofriante del relato, de apenas setenta páginas de extensión, lo constituye el momento en que Annie arroja de su vientre el feto sin vida semanas después de haber sido asistida por una matrona que la ayudaría a abortar y que le cobra por ello 400 francos, poniendo su propia vida en riesgo. Desesperada, ayudada por una amiga, finalmente consigue cortar el cordón umbilical y deshacerse del malogrado producto en el escusado.

Lo que entonces era estigmatizado en todo el mundo, Francia incluida (Annie vivía en Ruán, donde estudiaba, y se tuvo que desplazar a París para ser intervenida clandestinamente), hoy en día todavía lo es en lugares en los que el aborto está estrictamente prohibido, como en nuestro querido Guanajuato, en donde una mujer puede ir a parar a la cárcel, incluso en el caso de uno espontáneo, si existiera la duda. Por fortuna, se tiene ya la opción cercana de la Ciudad de México.

Pero no sólo Guanajuato. Hace poco una Suprema Corte de Justicia retrógrada, reaccionaria y de mayoría conservadora (6-3) echó atrás la sentencia Roe vs. Wade ¡en Estados Unidos!, que permitía el aborto legal en todo el país, haciendo más difícil, si no es que imposible, que familias necesitadas en todo sentido se desplacen a otro estado de la Unión cuyo Congreso lo declare legal, por lo que muy seguramente tuvieran que someterse a uno clandestino. A final de cuentas, como dice la Nobel: “Es posible que un relato como este provoque irritación o repulsión, o que sea tachado de mal gusto. El hecho de haber vivido algo, sea lo que sea, otorga el derecho imprescriptible de escribir sobre ello. No existe una verdad inferior. Y si no cuento esta experiencia hasta el final, contribuiré a oscurecer la realidad de las mujeres y me pondré del lado de la dominación masculina del mundo”.

Entre sus múltiples trabajos, Ernaux cuenta con otro, que no he leído, cuya trama versa sobre la ocasión en que su padre intentó matar a su madre, y otro, también inédito para mí, donde describe el calvario de cuidar a su madre, aquejada de Alzheimer, durante cinco años. ¿Bastarán estos y otros trabajos por el estilo para un Nobel de Literatura? La Academia le otorgó el premio “por el coraje y la agudeza clínica con los que ella descubre las raíces, distanciamientos y restricciones colectivas de una memoria personal”.

Además, como si no ya con anterioridad el comité Nobel de Literatura hubiese incurrido en controversia con los polémicos premios a un actor, Dario Fo, en 1997, y a un cantante, Bob Dylan, en 2016, sin omitir los escándalos sexuales y financieros dentro de dicho comité  en 2018 que llevaron a cancelar el premio ese año y otorgarlo hasta el siguiente junto con el de 2019.

En todo caso, veo difícil comparar el Nobel de Literatura de este año con otros ya lejanos en el tiempo: Shaw, Mann, Mistral, Hesse, Gide, Eliot, Faulkner, Russell, Churchill, Hemingway, Camus, Pasternak, Steinbeck, Sartre, Beckett, Solzhenitsyn, Neruda, Bellow, Canetti, García Márquez, Cela, Paz, Saramago, Grass, Vargas Llosa et al.