Hace unos meses platicaba yo en estas
mismas páginas sobre la imposibilidad de que cada uno de nosotros provenga
solamente de relaciones “legítimas”, es decir, de parejas de ancestros que no
tuvieran ninguna relación de parentesco entre ellos, ya que eso implicaría que
del año 129 de nuestra era a la actualidad hubiera uno tenido más de ¡18
trillones de antepasados!, lo que implicaría que en 1890 años habría tenido,
ese uno solito, ¡170 millones de veces más ancestros que
habitantes ha tenido el planeta en toda la historia de la humanidad! La conclusión de aquel
sesudo análisis era que todos provenimos, necesariamente, de relaciones
incestuosas (http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2019/08/el-incesto-lo-explica-todo.html).
Todo lo anterior se explicaba por la
velocidad portentosa a la que avanzan las potencias de dos. La crisis mundial
de salud por la que atraviesa el planeta, Covid-19, nos lo muestra mejor. Si
suponemos, por ejemplo, que el primer afectado por este mal contagió a otros
dos y estos, a su vez, a dos más cada uno, es decir a otros cuatro, tendríamos
a siete enfermos en total hasta ese momento, pero para cuando hubiésemos
llegado apenas al nivel 32 de contagios, se habría cubierto ya con creces a la
población total del mundo, pues 2**32 = 4,294,967,296 sólo a ese nivel, más
todos los anteriores da un gran total de 8,589,934,591 infectados, siendo que
la Tierra únicamente cuenta en la actualidad con 7,700,000,000 de habitantes.
De aquí la paranoia y la angustia que a
todos nos invade, pues apenas estamos en las etapas iniciales del mal. Angela
Merkel, la canciller alemana, ha de haber hecho cálculos parecidos a los míos y
por eso estimó en millones el potencial de casos que pudieran presentarse en su
país.
En México, en cambio, nos la seguimos
tomando con calma chicha, muy a pesar de que las gráficas que se despliegan en
los medios muestran claramente ese crecimiento exponencial del que hablamos.
Las consecuencias económicas y sociales,
dicen, pueden ser mucho mayores que las que provoca el mal en sí, y que nos lo
digan a nosotros, que hoy, domingo 29 de marzo, cumplimos doce años en Plaza
Galerías Las Torres con nuestro negocio, y ni siquiera en el fatídico 2009 nos
las habíamos visto tan negras, e insisto, la cosa apenas empieza.
Por lo pronto, nuestro cínico Presidente
ya se blindó y advierte que se aproxima una crisis económica por el
coronavirus, como si el inepto no nos tuviese ya metidos hasta el cogote en una
desde que dio inicio oficialmente su administración, pues extraoficialmente ha
estado manejando el tinglado desde que ganó la elección y posteriormente cuando
los legisladores, de mayoría morena, dieron comienzo a sus labores en
septiembre de 2018.
El personaje se me figura al
automovilista incompetente -en el más amplio sentido del término- que conduce
un auto destartalado a fuerza de su impericia y que tiene la “fortuna” de que
lo embista un borracho que de un plumazo borra las obvias señales de su estupidez.
Desgraciadamente es iluso pensar que el conductor que de esta salió ileso asuma
el papel del líder que en estos momentos demanda el país. Los vicios de
carácter de que ha hecho gala a lo largo de casi año y medio de “gobierno” –y durante
toda su vida- no nos permiten abrigar esperanza alguna.
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