Conocí a Julia Tagüeña Parga en 1969 cuando ambos éramos unos mocosos de 19 años de edad. Yo cursaba el primer año de actuaría y ella el segundo de física, los dos, en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Como tal, ella era ayudante del doctor Arturo Fregoso Urbina, quien impartía la clase de cálculo diferencial e integral. La tuve como “mentora” todo un año, mientras cursaba Cálculo I y II en la universidad bajo la cátedra del doctor Fregoso.
Julia era una chica muy aprovechada, pues provenía de una escuela de élite en la Ciudad de México, llamada, precisamente, Ciudad de México, donde cursó su educación básica y media superior y conoció a su pareja de toda la vida, Manuel Martínez Fernández, con quien completó la misma carrera en la UNAM, casó y emprendió el viaje a la Universidad de Oxford, Inglaterra, donde ambos se doctoraron. Julia y Manolo se desempeñan actualmente como investigadores y académicos de renombre en el Instituto de Energías Renovables (IER) de la universidad en Morelos.
Tagüeña se desempeñó, además, como titular del Foro Consultivo en Ciencia y Tecnología del Conacyt. Dícese que en el transcurso de dicho rol, autorizó un millón de pesos para un proyecto que el marido encabezaba, lo cual podría constituir un flagrante conflicto de interés, del cual Julia debió haberse deslindado. No dudo en absoluto de ninguno de estos hechos, pero lo más que procedería sería una sanción administrativa por tan torpe proceder, no una flamígera acusación, por parte de nuestras impolutas autoridades judiciales y de procuración de justicia, de delincuencia organizada, lavado de dinero y manejo de recursos de procedencia ilícita.
¡Por favor!, si nada se ha hecho contra los dos pillos hermanos de presidente López Obrador, Pío y Martín, esos sí sorprendidos en flagrancia recibiendo recursos de procedencia no sólo ilícita, sino lavados y re-lavados y producto de no sé cuántos delincuentes organizados, no quieran chingarse a Julia por su estupidez de haber hecho cosas buenas que parecían malas.
¿Y qué me dicen del fiscal Alejandro Gertz Manero, que la persigue? Involucrado en los Panamá Papers por inversiones de dudosísima procedencia en paraísos fiscales, además de las denuncias por claro plagio intelectual en su contra que el valiente escritor y académico Guillermo Sheridan está llevando ante las más altas instancias del Conacyt, amén de la inequitativa, encarnizada, inmisericorde e inmoral lucha fratricida que “don” Alejandro está llevando contra su propia familia política, donde él es juez y parte.
Por lo menos, en descargo de mi querida Julia Tagüeña Parga, puedo decir que ella hasta galardonada ha sido por su brillante trayectoria académica y científica, y no en balde ha dirigido tres tesis de licenciatura, cinco de maestría y tres de doctorado en la UNAM en su área de especialidad, durante el largo periodo de treinta años que va de 1987 a 2017.
No meto las manos al fuego por nadie más que por mí, pero creo que los hechos hablan por sí solos.
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