viernes, 5 de febrero de 2021

¡Ya me vacuné!

 Desde que se anunció hace tres días el sitio de registro de vacunación contra el SARS-CoV-2  para los ancianos, estuve intentando hacerlo por todos los medios. Literal. Traté con mi PC, mi tablet, mi celular por medio de tres buscadores: Google Chrome, Internet Explorer y Mozilla Firefox, es decir, nueve maneras diferentes, y con cada una lo intenté múltiples ocasiones durante 72 horas. Algunas veces se desplegaba simplemente una página en blanco indicando que la conexión había fallado, otras que el sistema estaba saturado y, cuando más avanzaba, después de proporcionar mi CURP, aparecían dos pinches engranes pequeños dando vueltas como locos, que incluso una vez me propuse dejarlos ahí una hora y, en efecto, ahí se quedaron sin avanzar en el proceso hasta que yo abortaba la intentona. Vamos, en una ocasión llegué hasta cuando se me solicitaba entidad federativa y municipio, una vez proporcionados CURP, teléfonos, dirección, correo electrónico y código postal, y ¡tenga para que aprenda!, no había manera de seleccionar entidad ni municipio, pues los campos correspondientes están protegidos y la flechita para jalar una lista no proporcionaba ni la una (entidad) ni el otro (municipio). Huelga decir que mi esposa lo intentó por mí desde su computadora en el negocio con los mismos tres buscadores y ¡nada!

De repente, ayer que agarré descuidado al sistema, accedí a éste mediante Mozilla en mi PC y, ¡oh sorpresa!, avancé hasta dichas listas, ahora sí con todas las entidades y todos los municipios dentro de éstas. No daba yo crédito. Acto seguido, di el último teclazo y ¡quedé registrado en el sistema! De inmediato imprimí la hoja con mi registro (AM-15275731, ver imagen adjunta, en la que sólo omito, por seguridad, mi CURP) a colores (no muchos), archivé el PDF asociado y salí hecho la raya de la casa para enmarcar la mentada página, que ahora adorna un espacio en las paredes de mi estudio, junto a título profesional, diplomas de mis maratones y diversos otros certificados obtenidos con igual perseverancia a lo largo de los años.

La verdad, me tiene sin ningún cuidado si me llaman o no los “vividores de la nación” -como llama Alfonso Zárate a los miembros de las legiones propagandístico-electorales de AMLO- o “inservibles de la nación” -Salvador Camarena dixit- o, simplemente, serviles del Peje, como los bautizó un servidor.

Yo ya quedé vacunado contra el pendejismo burocrático -entre muchos otros- de Andrés Manuel López Obrador y huestes de inútiles que le acompañan.

Si muero de covid, ya le pedí a Elena que me entierre junto con el registro tan arduamente peleado sobre mi pecho inerte.

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