martes, 15 de octubre de 2024

Dos amigas I, II, III y IV

Así llama genéricamente Amazon, Dos amigas, a la saga de cuatro novelas de Elena Ferrante que dieron origen a la serie televisiva My brilliant friend, que actualmente disfruto junto con mi brillante esposa Elena. Ya llevamos treinta de los treintaicuatro episodios de que consta el drama, pues los cuatro restantes aparecerán en las próximas semanas, razón por la cual compré el último de los cuatro libros, La niña perdida, ya que no podía esperar tanto a que me contaran el final de la historia. Leí éste de un tirón y ello no me impedirá que disfrute los capítulos restantes del mentado culebrón.

Las dos amigas, Lenù (narradora en primera persona) y Lila, y un tercero en discordia, Nino, ex amante de la segunda y concubino de la primera, tejen toda una urdimbre de aventuras, intrigas, traiciones, éxitos, fracasos, venganzas y asesinatos que se dan entre amigos, hermanos, padres, vecinos, compañeros de escuela, esposos, suegros, socios y toda una ralea de personajes napolitanos que giran alrededor de estos personajes principales. Pero no los aburro más, mejor los refiero a los libros, a la serie televisiva y a mis artículos anteriores (https://blograulgutierrezym.blogspot.com/2024/09/que-decepcion.html y https://blograulgutierrezym.blogspot.com/2024/10/paradojico-que-soy.html).

Sólo un par de curiosidades:

En la página 449 de La niña perdida, Lenù se refiere a un artículo agresivo de su entonces ex concubino Nino sobre “una tesis que ya había abrazado en el pasado: el poder judicial debía estar sometido al ejecutivo. Escribía indignado: no es posible que un día los magistrados combatan a quien quiere golpear el corazón del Estado y al día siguiente hagan creer al ciudadano que ese corazón está enfermo y hay que desecharlo. Él se batió para que no lo desecharan. Pasó por los viejos partidos en desmantelamiento desplazándose cada vez más hacia la derecha y en 1994 volvió radiante a sentarse en el Parlamento.” Cualquier semejanza…

Y en la 465, Lenù, hablando de ella misma, afirma: “Ahora era una mujer madura con una fisonomía consolidada. Era eso que la propia Lila, a veces en broma, a veces en serio, había repetido a menudo: Elena Greco, la amiga estupenda de Raffaella Cerullo (Lila).” O sea que me equivoqué en mi escrito anterior, ya que quien da título a la obra es la propia Lenù. 

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