Hace exactamente un año me quejaba yo amargamente de que BBVA me estuviese orillando a comprar un nuevo celular para poder utilizar las versiones actualizadas de sus apps (http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2022/11/obsolescencia-programada.html), pero hete aquí que ni con el nuevo celular de última generación que me regaló mi hija Caro el domingo pasado por mi cumpleaños puedo acceder a ellas, ni la del negocio ni la personal. Ya ni siquiera estaba pudiendo generar el token que me permitía utilizarlas a través de la computadora así como pagar a mis proveedores a través de dicha plataforma. Mi angustia fue en verdad grande.
Afortunadamente, un contacto dentro del mismo BBVA me asesoró para que pudiera yo generar de nuevo dicho token, es decir, para volver, con mi flamantísimo nuevo celular, al lamentable estado inicial del viejo, pero me advirtió que para poder utilizar BBVA Empresas (negocio) y BBVA México (banca personal) tendría que acudir a sucursal para que me ayudaran a customizar dichas aplicaciones, pues así como estaban se seguiría requiriendo de una tercera en discordia (Bnegocios) para generar el mentado token. ¡Todo un galimatías!
Para bajar mis otras dos aplicaciones financieras, cetesdirecto y Banco del Bienestar, no tuve ningún problema, pues, después de las identificaciones de rigor, éstas funcionan a las mil maravillas, como lo han hecho siempre, tanto en el viejo celular como en el más sofisticado que poseo ahora. Otras aplicaciones, como WhatsApp e Infinitum Mail, tampoco representaron mayor problema.
Y ahora, a batallar con la burocracia bancaria para encontrar a alguien “en sucursal” que lo atienda a uno eficientemente y de buen modo para que funcione lo que debería operar sin mayor problema desde un principio.
¿No podrían estos innombrables bancotes funcionar tan eficazmente a como lo hace el Banco del Bienestar, por lo menos en lo que atañe a su app?, me pregunto yo.
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