miércoles, 25 de octubre de 2023

Trato degradante en el IMSS

El viernes 20 de octubre de 2023 fui citado a las 8:30 de la mañana en la UMAE del IMSS en León, Gto., para la atención del cáncer de próstata que padezco, pero no me atendieron sino hasta las 10:15, y no el urólogo Ricardo Agustín Leal Marroquín, cuyo nombre y cédula profesional aparecen en todos los documentos que se me entregaron, sino quien firmó en su nombre, Olaf González, contraviniendo el sentido común, si no es que la normatividad legal. El trato del señor González fue por demás despótico, tuteándome todo el tiempo e inquiriéndome que si nadie me había acompañado cuando le hube pedido de favor que me repitiera el contenido de los muchos documentos que me entregó. Le dije que a pesar de mis 74 años era yo todavía lo suficientemente lúcido y fuerte como para no necesitar de nadie más. Me preguntó entonces con insolencia que si sabía yo leer, a lo que respondí con una mueca de disgusto, lo que provocó que el patán levantara irrespetuosamente la voz y repitiera su pregunta: “¿Sabes leer?”.

Llegado a este punto, no aguanté más y le reclamé por el trato que me estaba dando, pues además de que uno llega con el estrés propio de una enfermedad grave, todavía tener que soportar una humillación de tal naturaleza era inaceptable. Se justificó tomando un puñado de tarjetas de otros derechohabientes que esperaban atención y espetando: “Tengo mucho trabajo”. Eso no lo justifica, le respondí, y tomando yo los papeles que, insisto, firmó con y en nombre y con cédula profesional de otro, abandoné el deprimente consultorio.



Fui a refugiarme en brazos de sus dos amables asistentes que resolvieron todas mis dudas y me indicaron que fuera primero a farmacia, luego a radiología y finalmente a laboratorio, y que regresara con ellas para que una, que era enfermera, me pusiera una primera inyección en el vientre, y me dieron cita para el 19 de enero para una segunda dosis. Si no hubiera sido por estos dos ángeles, me habría sentido el individuo más miserable del mundo.

 

En radiología me dieron cita para el ya inminente 2 de noviembre para continuar con mi valoración y un eventual tratamiento, que no debiera de tardar mucho, habida cuenta de la gravedad del mal.

 

Barbajanes como el mentado Olaf no debieran tener cabida en el Seguro, pues apartan al IMSS de la atención de calidad que, se dice, están buscando.

 

Esta protesta, tal cual la expreso aquí, ya la elevé a la más alta autoridad del Instituto, Zoé Robledo, quien me respondió que se dará seguimiento a la misma, cosa que ocurrió esta mañana con una llamada telefónica a mi casa, cinco días después del desagradable incidente, indicándome que se me informará del desenlace en 72 horas, es decir, el lunes 30 de octubre, a más tardar.

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