lunes, 7 de diciembre de 2020

"No somos iguales". No, ¡son peores!

Me chocan los lugares comunes: ya estoy hasta la madre de covid, amlo, inseguridad, economía y demás zarandajas de la misma estirpe. ¡Ya basta!, estoy harto de leer pinche mil artículos todos los días sobre lo mismo, lo mismo y lo mismo, por eso prefiero escribir sobre física cuántica, Maradona, libros y hasta de mi vida personal.

No obstante, es imposible sustraerse del todo, y menos cuando padecemos a un imbécil de la peor calaña, como el que nos “gobierna” actualmente. Aun así, no es ocioso reconocerle algunos aciertos:

- Aunque seguramente habrá quien me lo rebata de manera tajante, la libertad de expresión. Jamás había leído ni escuchado en mi interminable vida tantos insultos y denuestos contra un Presidente de la República como en esta época, y esto que escribo ahora es prueba fehaciente de ello. Me cuestionarán ¿y quién chingaos te lee a ti? Pues antes, además de ustedes, quienes me hacían el favor de acercarse a mi columna los domingos en el inane periódico para el que colaboraba, donde llegué a calificar al peje, previo a que me corrieran, de la misma “baja” manera en que lo hago ahora. Y aquí me tienen, no me ha ocurrido nada: el SAT no me molesta y nadie ha atentado contra mi vida más que yo mismo, con el santo madrazo que me di el otro día corriendo en el parque. Ahora, ya sólo me quedan ustedes, pero quién me garantiza que no haya por ahí algún soplón. Sin embargo, ya suman varios años y nada.

- El cobro de impuestos a grandes evasores, tanto Walmart y Femsa como IBM, Carso y demás, que permitieron recuperar miles de millones de pesos al Estado mexicano. Se rasgarán muchos las vestiduras diciendo que esto ha constituido una auténtica extorsión contra dichas empresas, pero yo creo que Raquel Buenrostro es una mujer con sólidos principios que no se prestaría a esto, sino a exigir a los tramposos que cumplan igual que lo hacemos los contribuyentes cautivos y sin tantos recursos “legales” para defendernos como aquellos. (No en balde doña Raquel y un servidor compartimos maestros, con varios años luz de diferencia, en la Facultad de Ciencias de la UNAM: su director de tesis de licenciatura en matemáticas, Francisco Raggi Cárdenas, fue maestro mío de un par de cursos de álgebra en el pleistoceno: 1969.)

- Acabó con la ominosa inercia que traíamos desde tiempos de la Revolución en este nuestro vilipendiado México. Ahí están los Lozoya, García Luna, Robles, Ancira, Zebadúa, Cienfuegos, Chapos, PRI, PAN et al para dar estricta cuenta de ello.

Después de todo, yo voté para que precisamente lo anterior pasara, y aunque bromeaba con la destrucción que ello podría implicar, abrigaba una ligera esperanza de que fuera para bien, esperanza que rápidamente se fue al caño con la cancelación del NAIM.

Pero no sólo eso, la ralea de corruptos que ha prohijado este régimen es impresionante: Manuel Bartlett Díaz, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros (su consorte e “intelectual” orgánico incluido), Pío López Obrador, Felipa Obrador, Ana Gabriela Guevara, Hugo López-Gatell, Olga Sánchez Cordero, Javier Jiménez Espriú, Julio Scherer Ibarra… y los que se acumulen.

En cuanto a las otras innumerables pifias, arbitrariedades, sinrazones o simplemente estupideces en que nuestro héroe ha incurrido y de las que todos hemos escuchado ad nauseam, prefiero dejárselas a los analistas y politólogos que no se cansan, como yo, de estar duro y dale.

Únicamente concluyo que el balance final es profundamente negativo y podría implicar el colapso de nuestro querido México. Sin embargo, quiero hacer un último reconocimiento al Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador: tiene razón, Señor Presidente, no son ustedes iguales, ¡son mucho peores!

Un abrazo, que no balazo.

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