viernes, 8 de abril de 2022

Nobleza obliga

Con cierta frecuencia contacto al director general (CEO) de BBVA, Ing. Eduardo Osuna Osuna, para reclamar presuntas irregularidades en el manejo de mis cuentas, por lo que no es de extrañar que lo tenga en la lista de distribución de estos artículos. La ocasión más reciente, anteayer, lo hice en los siguientes términos:

Asunto: Voraz banca española

Sr. Osuna,

Se nos acaba de hacer un cargo improcedente por "baja facturación" en ventas a crédito (número de afiliación xxxxxxx), pues en más de catorce años nunca hemos estado por debajo del límite requerido (25 mil pesos), a no ser que éste se haya incrementado, en cuyo caso, jamás se nos informó.

A este paso, dentro de un año nos estarán cobrando anualidad para conmemorar este atraco.

Raúl Gutiérrez y Montero

Que él respondió, con guante blanco, hoy:

Sr. Gutiérrez, siempre leo todos sus correos, me encanta lo que escribe, la excelente redacción y la cultura con que lo hace, sin embargo, no me gustan los que se queja de algún servicio del banco porque siempre califica a la institución de manera despectiva: “voraz banca española”, “atraco”, etc., sin duda tenemos fallas y me encanta cuando tengo la oportunidad de verlas de primera mano y resolverlas, pero estoy absolutamente seguro que no nos merecemos esos calificativos.

Somos una empresa seria, comprometida con México, operada por mexicanos, que cumplimos toda la regulación local, que invierte más que en ningún otro país y que estamos apasionados en el servicio al cliente. Con gusto reviso su situación.

Saludos y felicidades por sus escritos, me encantan.

Y no me dejó más opción que contestarle con la cola entre las patas:

Estimado Eduardo,

 

Tiene usted razón, le ofrezco una disculpa por mi exabrupto y le agradezco la cachetada con guante blanco. No se volverá a repetir, prometo ser más diplomático con mis reclamos, por lo menos los relacionados con ustedes.

 

Un abrazo.

 

Raúl Gutiérrez y Montero

 

Al menos el señor Eduardo Osuna tuvo la delicadeza y sensibilidad de ser receptivo al reclamo airado de uno de sus clientes, lo cual es de agradecerse.

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