martes, 23 de junio de 2020

Ricardo Sheffield, una vergüenza

El domingo 8 de diciembre de 2019, Ricardo Sheffield Padilla, procurador federal del consumidor y miembro egregio de la 4T, creó el Colectivo Ciudadano por la Transformación de León, en la ciudad del mismo nombre, y no ha dejado pasar cuanta oportunidad se le presenta durante su proselitismo de fin de semana en el terruño para denostar al dúo dinámico Zamarripa-Álvar Cabeza de Vaca, fiscal general y secretario de seguridad, respectivamente, del estado de Guanajuato y, por supuesto, al mismísimo gobernador de la entidad, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, por los gravísimos problemas de seguridad que enfrenta la totalidad de esta parte del Bajío. Y no es que le falte razón, pues la incompetencia de nuestros gobernantes ha sido manifiesta, pero qué fregados se tiene que andar metiendo en la política interna del estado él, que debería estar dedicado de tiempo completo a la tarea federal que le fue encomendada, incluidos los sábados, como en algún momento prometió el inefable peje que haría todo la administración pública federal.

Pero ya sabemos lo que mueve a Sheffield: volver a ser postulado por Morena como candidato a la gubernatura en 2024, aprovechando, ahora sí, todo el descontento que pudiera existir contra el PAN en la entidad, y para ello López Obrador lo está utilizando como peón. Suficientes pruebas de su animadversión contra Guanajuato –único estado que no ganó durante las presidenciales de hace dos años- ha dado nuestro inepto primer mandatario: el criminal desabasto de combustible al inicio de su administración, que decidió, lleno de rencor, que antes que otros, padeciéramos nosotros principalísimamente, y en fechas recientes, las reiteradas menciones a la criminalidad e inseguridad que se viven en la región, igualito que don Ricardo.


Quién mejor que Sheffield Padilla, alguien tan rencoroso como el peje, para liderar este proyecto. Recordemos que Sheffield fue un anodino alcalde ¡panista! de León (2009-2012). Tan bien lo hizo que dejó el cargo en manos de Bárbara Botello (2012-2015), del PRI, partido que no ganaba la alcaldía desde hacía 24 años. Después de ser diputado federal (2015-2018) por el PAN, quiso ser candidato a la gubernatura del estado por el mismo partido, pero al fallar, brincó como chapulín a Morena -renunciando a 25 años de militancia azul-, que lo acogió amoroso entre sus brazos con la venia de AMLO y, ellos sí, lo nominaron su candidato a la citada gubernatura. Al perder estrepitosamente en un estado pintado completamente de azul, López Obrador le dio de consolación la Procuraduría Federal del Consumidor, donde transcurren sus días sin pena ni gloria, pero eso sí, con mucho Covid y el mismo rencor acumulado de su jefe.

De cualquier manera, él insiste en ser gobernador de Guanajuato y por ello esa cabeza de playa (Colectivo Ciudadano) creada con el beneplácito del Preciso para el 2024, muy a pesar de que Morena ya se haya deslindado de dicha organización, pero todos sabemos cómo se las gastan estos morenos con eso de no mentir, no robar y no traicionar, y en el que el ‘no’ sobra por partida triple, pues lo contrario es lo que se han pasado haciendo toda su vida.

Traición y mentira es lo que principalmente distingue a este par, y robar, ambos lo hacen a su manera: el Presidente, destruyendo instituciones y rodeándose de incompetentes que conducen al precipicio a nuestro país, y el procurador, distrayendo su tiempo en afanes personales y no en las tareas sustantivas propias de su cargo.

Pero que no se confíe Sheffield, ya que una vez que le haya hecho todo el trabajo sucio a López Obrador, éste sería capaz de prodigarse en lo que mejor sabe hacer: traicionar, y decantarse mejor por un prospecto de mayor peso político y más personalidad en el 2024.

Y entonces sí, ¡láaastima Ricardito!

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