Ricardo Sheffield, una vergüenza
El domingo 8 de diciembre de 2019,
Ricardo Sheffield Padilla, procurador federal del consumidor y miembro egregio
de la 4T, creó el Colectivo Ciudadano por la Transformación de León, en la
ciudad del mismo nombre, y no ha dejado pasar cuanta oportunidad se le presenta
durante su proselitismo de fin de semana en el terruño para denostar al dúo
dinámico Zamarripa-Álvar Cabeza de Vaca, fiscal general y secretario de
seguridad, respectivamente, del estado de Guanajuato y, por supuesto, al mismísimo
gobernador de la entidad, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, por los gravísimos
problemas de seguridad que enfrenta la totalidad de esta parte del Bajío. Y no
es que le falte razón, pues la incompetencia de nuestros gobernantes ha sido
manifiesta, pero qué fregados se tiene que andar metiendo en la política
interna del estado él, que debería estar dedicado de tiempo completo a la tarea
federal que le fue encomendada, incluidos los sábados, como en algún momento
prometió el inefable peje que haría todo la administración pública federal.
Pero ya sabemos lo que mueve a
Sheffield: volver a ser postulado por Morena como candidato a la gubernatura en
2024, aprovechando, ahora sí, todo el descontento que pudiera existir contra el
PAN en la entidad, y para ello López Obrador lo está utilizando como peón.
Suficientes pruebas de su animadversión contra Guanajuato –único estado que no
ganó durante las presidenciales de hace dos años- ha dado nuestro inepto primer
mandatario: el criminal desabasto de combustible al inicio de su
administración, que decidió, lleno de rencor, que antes que otros, padeciéramos
nosotros principalísimamente, y en fechas recientes, las reiteradas menciones a
la criminalidad e inseguridad que se viven en la región, igualito que don
Ricardo.
Quién mejor que Sheffield Padilla,
alguien tan rencoroso como el peje, para liderar este proyecto. Recordemos que
Sheffield fue un anodino alcalde ¡panista! de León (2009-2012). Tan bien lo
hizo que dejó el cargo en manos de Bárbara Botello (2012-2015), del PRI,
partido que no ganaba la alcaldía desde hacía 24 años. Después de ser diputado
federal (2015-2018) por el PAN, quiso ser candidato a la gubernatura del estado
por el mismo partido, pero al fallar, brincó como chapulín a Morena -renunciando
a 25 años de militancia azul-, que lo acogió amoroso entre sus brazos con la
venia de AMLO y, ellos sí, lo nominaron su candidato a la citada gubernatura.
Al perder estrepitosamente en un estado pintado completamente de azul, López
Obrador le dio de consolación la Procuraduría Federal del Consumidor, donde
transcurren sus días sin pena ni gloria, pero eso sí, con mucho Covid y el
mismo rencor acumulado de su jefe.
De cualquier manera, él insiste en ser
gobernador de Guanajuato y por ello esa cabeza de playa (Colectivo Ciudadano)
creada con el beneplácito del Preciso para el 2024, muy a pesar de que Morena
ya se haya deslindado de dicha organización, pero todos sabemos cómo se las
gastan estos morenos con eso de no mentir, no robar y no traicionar, y en el
que el ‘no’ sobra por partida triple, pues lo contrario es lo que se han pasado
haciendo toda su vida.
Traición y mentira es lo que
principalmente distingue a este par, y robar, ambos lo hacen a su manera: el
Presidente, destruyendo instituciones y rodeándose de incompetentes que
conducen al precipicio a nuestro país, y el procurador, distrayendo su tiempo
en afanes personales y no en las tareas sustantivas propias de su cargo.
Pero que no se confíe Sheffield, ya que
una vez que le haya hecho todo el trabajo sucio a López Obrador, éste sería
capaz de prodigarse en lo que mejor sabe hacer: traicionar, y decantarse mejor por
un prospecto de mayor peso político y más personalidad en el 2024.
Y entonces sí, ¡láaastima Ricardito!

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