Pero ya sabemos lo que mueve a
Sheffield: volver a ser postulado por Morena como candidato a la gubernatura en
2024, aprovechando, ahora sí, todo el descontento que pudiera existir contra el
PAN en la entidad, y para ello López Obrador lo está utilizando como peón.
Suficientes pruebas de su animadversión contra Guanajuato –único estado que no
ganó durante las presidenciales de hace dos años- ha dado nuestro inepto primer
mandatario: el criminal desabasto de combustible al inicio de su
administración, que decidió, lleno de rencor, que antes que otros, padeciéramos
nosotros principalísimamente, y en fechas recientes, las reiteradas menciones a
la criminalidad e inseguridad que se viven en la región, igualito que don
Ricardo.
Quién mejor que Sheffield Padilla,
alguien tan rencoroso como el peje, para liderar este proyecto. Recordemos que
Sheffield fue un anodino alcalde ¡panista! de León (2009-2012). Tan bien lo
hizo que dejó el cargo en manos de Bárbara Botello (2012-2015), del PRI,
partido que no ganaba la alcaldía desde hacía 24 años. Después de ser diputado
federal (2015-2018) por el PAN, quiso ser candidato a la gubernatura del estado
por el mismo partido, pero al fallar, brincó como chapulín a Morena -renunciando
a 25 años de militancia azul-, que lo acogió amoroso entre sus brazos con la
venia de AMLO y, ellos sí, lo nominaron su candidato a la citada gubernatura.
Al perder estrepitosamente en un estado pintado completamente de azul, López
Obrador le dio de consolación la Procuraduría Federal del Consumidor, donde
transcurren sus días sin pena ni gloria, pero eso sí, con mucho Covid y el
mismo rencor acumulado de su jefe.
De cualquier manera, él insiste en ser
gobernador de Guanajuato y por ello esa cabeza de playa (Colectivo Ciudadano)
creada con el beneplácito del Preciso para el 2024, muy a pesar de que Morena
ya se haya deslindado de dicha organización, pero todos sabemos cómo se las
gastan estos morenos con eso de no mentir, no robar y no traicionar, y en el
que el ‘no’ sobra por partida triple, pues lo contrario es lo que se han pasado
haciendo toda su vida.
Traición y mentira es lo que
principalmente distingue a este par, y robar, ambos lo hacen a su manera: el
Presidente, destruyendo instituciones y rodeándose de incompetentes que
conducen al precipicio a nuestro país, y el procurador, distrayendo su tiempo
en afanes personales y no en las tareas sustantivas propias de su cargo.
Pero que no se confíe Sheffield, ya que
una vez que le haya hecho todo el trabajo sucio a López Obrador, éste sería
capaz de prodigarse en lo que mejor sabe hacer: traicionar, y decantarse mejor por
un prospecto de mayor peso político y más personalidad en el 2024.
Y entonces sí, ¡láaastima Ricardito!
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