martes, 30 de junio de 2020

Difícil regreso

Junio se presentaba como el mes ideal para reiniciar operaciones en nuestro negocio después del enclaustramiento de abril y mayo por el Covid-19: el mes empezó en lunes y en él se conmemora al Padre. Es nuestro segundo mejor mes del año, después de diciembre, pues primordialmente vendemos regalos para caballeros: navajas, cuchillos, telescopios, binoculares, relojes, carteras, mochilas, termos, linternas, juegos para asados, microscopios, lupas, llaveros, brújulas, tiendas de campaña, gafas y un largo etcétera; y para ellas, como si mucho de lo antedicho no fuera suficiente, una extensa gama de utensilios de cocina.

En marzo de 2020, el mes inmediatamente anterior al cierre por la pandemia y con los efectos de ésta empezando a sentirse, tuvimos un decrecimiento contra el mismo mes de 2019 del 17.39%. En abril y mayo, los meses de “clausura”, con lo poco que pudimos vender a hurtadillas a través de redes sociales principalmente, el desplome fue brutal: 81.23 y 79.80%, respectivamente. De nuevo, contra sus pares del año pasado.

Hemos sido previsores y ello nos ha permitido sobrevivir, a pesar de que muchos a nuestro alrededor, en la ciudad, en el país y en el mundo se han visto obligados a cerrar, dejando en el desamparo a millones de seres humanos, entre asalariados directos y sus familias. Afortunadamente, nosotros pudimos conservar a la fiel Scarlet, nuestra empleada ya por más de tres años y quien contó con nuestro apoyo incondicional todo el tiempo.

Pues bien, muy a pesar de todo lo anterior, junio decreció “únicamente” el 47.57% contra su igual de 2019, pero esperemos que sea una incipiente señal de recuperación para el resto del año y que no haya una recaída grave, aunque ésta es más latente que nunca. Al año, considerando todo el primer semestre, hemos decrecido 40.29%.


Por cierto, el municipio de León nos está conminando (ordenando) a que seamos responsables y que, como empresarios comprometidos, nos sometamos a una prueba de diagnóstico del SARS-CoV-2, especialmente Scarlet, aunque Elena también ya se apuntó, literalmente. El Gobierno del estado carga con una tercera parte del costo de la prueba, el municipio de León con otra y nosotros con la última. Desgraciadamente hasta en esto intervienen los perores vicios de la burocracia, pues el pago es aceptado sin reparos mediante la transferencia electrónica correspondiente, del cual da acuse de recibo casi de inmediato el gobierno municipal, pero después ya no hay manera de comunicarse con ellos para que obren con inmediatez, ya que en las circunstancias actuales el tiempo apremia. Ni que decir sobre la emisión de la factura del servicio que pagué (con el IVA asociado): no hay nadie que responda.

Mediante este escrito urjo a nuestras autoridades a que actúen con la celeridad que la emergencia amerita.

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