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Mostrando entradas de diciembre, 2025

Yo amo al SAT, aunque ustedes lo duden

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No me lo van a creer, pero desde que muestro comercio inició su participación en 2021 en el Sorteo El BuenFin :) organizado por el SAT año con año, ya son tres las veces en el último lustro (2021, 2024 y 2025) que nos pasa lo mismo: https://blograulgutierrezym.blogspot.com/2021/12/pido-un-aplaaauso-para-el-saaat.html . El abono más reciente de Hacienda por 20 mil pesos nos lo acaban de hacer hace apenas unos minutos. Como reza el cántico de la porra de los Pumas: ¡Cómo no te voy a quereeer!

Aterradora experiencia decembrina

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A principios de diciembre de 1983 fui enviado por IBM de México durante tres meses a Alemania, concretamente a Böblingen, cerca de Stuttgart, para desarrollar un proyecto en software de telecomunicaciones en el Centro Internacional de Soporte Técnico (ITSC, por sus siglas en inglés) ubicado en dicha ciudad. Como el idioma oficial del centro era el inglés, no era necesario dominar la lengua alemana. Sin embargo, como se tenía que sobrevivir durante tanto tiempo fuera del ambiente de oficina, más le valía a uno darse a entender como fuera para no pasar vergüenzas ni morir de hambre. Tal fue mi caso, que todas las noches (porque en esas regiones anochece a las 5-6 de la tarde en esa época y durante uno de los inviernos más crudos de que se tenga noticia en décadas pasadas), al salir de la chamba, acostumbraba parar en el súper que se encontraba justo a un lado del hostal donde me hospedaba y comprar algo para la cena, que generalmente se reducía a algo de pan, latería y embutidos, sie...

El colmo

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Todos estos años de derechohabiente utilizando los servicios del IMSS me han permitido darme cuenta de las miserias de nuestro sistema de salud. Para no ir más lejos, esta mañana tenía yo cita de revisión con el proctólogo que me prescribió la colonoscopía de la que hablé la vez pasada, cita programada desde hace más de dos meses para hoy, 16 de diciembre, en la mañana. Me levanté a las 6 para estar ahí lo más temprano posible y, llegada la hora, relatarle al médico tratante la experiencia vivida el día de la guadalupana. Me apersoné en la clínica a las 8:30 de la mañana para la cita de las 9:30, entregué mi cartilla, carnet o tarjeta (como le llaman ellos) de salud a la asistente, que no me informó de ninguna eventualidad, y me dispuse a esperar. Finalmente, a las 10:30, tras dos horas de espera, me llamó dicha asistente para informarme que el médico de marras no vendría, pues “estaba de incapacidad”, y anotó en un papelito el teléfono y la extensión a la que debía yo llamar el 5 de...

Me intervinieron sin anestesia en el IMSS

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El IMSS, una vez más. El viernes 3 de octubre, a raíz del sangrado en evacuaciones que le reporté al urólogo del Seguro, producto de la radioterapia que me practicaron hace dos años, me envió al proctólogo, que me dio cita para el martes 14 del mismo mes. Ese día, tras la molesta revisión de trámite, me prescribió una colonoscopía que me programaron para dos meses después, el viernes 12 de diciembre a las 13:30 horas, y me indicaron que debería presentarme con media hora de anticipación. Fanático del tiempo como soy, ese día me presenté en endoscopía, junto con Elena -pues debía de ir acompañado-, a las 12:20, donde me indicaron, después de recibir mis documentos, que volviera poco antes de las 2, ya que era cambio de turno y el personal llegaba cinco o diez minutos después de esa hora. Regresamos poco antes de las 2, y a dormir el sueño de los justos, junto con otros cinco pacientes, en una antesala de reducidas dimensiones, adonde nos pasaron después de proporcionarnos la consabi...

Cuba es el infierno, Miami el purgatorio

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Termino el año con una relectura, Los Buddenbrook , de Thomas Mann, y dos lecturas nuevas, Tres lindas cubanas , de Gonzalo Celorio, Premio Cervantes de Literatura 2025, y Antes que anochezca , de Reinaldo Arenas, intelectual, disidente y homosexual cubano, combinación explosiva que ni mandada a hacer para merecer la persecución implacable de ese engendro repulsivo llamado en vida Fidel Castro Ruz. Los Buddenbrook ya la he elogiado lo suficiente en estos escritos como para insistir más en ello, únicamente diré que la considero una de las más grandes obras de la literatura universal, escrita a los tan sólo ¡veinticinco años de edad! de su autor, que vierte en ella su profundo conocimiento del alma humana y de la filosofía de Schopenhauer, y que le pavimentó el camino para hacerse merecedor del Nobel de Literatura. Me vi compelido a devorar la segunda, Tres lindas cubanas , por el otorgamiento del Premio Cervantes a Celorio, de madre cubana, y que versa precisamente sobre la saga fa...

Hugo Sánchez y Fernando Valenzuela

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Ayer que presencié el sorteo del Mundial de futbol 2026 confirmé mi opinión de que Hugo Sánchez, junto con Fernando Valenzuela, son los dos más grandes deportistas mexicanos de todos los tiempos, pues de las escasas personalidades deportivas que fueron entrevistadas durante la transmisión, fue Hugo con la que más se entretuvo el presentador y a la que más preguntas le planteó, lo que indudablemente demuestra la dimensión internacional del divo, y le llamo así porque para muchos es eso lo que demuestra con su compleja personalidad. Sin embargo, yo me quedo con la faceta más humana que le conocí hace exactamente treinta años, en diciembre de 1995, en el restaurante argentino Cambalache de Arquímedes, en Polanco, donde el futbolista departía con su esposa Isabel y con sus dos pequeños hijos, y no obstante lo molesto que debe ser para él que continuamente se le acerque la gente, y más en circunstancias tan íntimas, accedió a tomarse numerosas fotografías con nosotros, Elena y las entonces ...

Cómo me volví un adicto

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A finales de la década de los 50, mi madre y mis tías solían reunirse todas las tardes en la casa de la más querida por todos, Elena, la tía Aña, así llamada cariñosamente por sus seis sobrinos. Creo que desde entonces me viene el amor por ese nombre, Elena. Y ahí, en Alejandría 48, colonia Clavería, en el mítico D.F., cuando ya pardeaba el día, disponían unas sillas enanas rodeando un anafre incandescente por los carbones al rojo vivo que lo alimentaban, y sobre el que colocaban un enorme sartén repleto de granos de café puro que removían continuamente con un cucharón mientras mantenían el fuego del anafre con un soplador de palma. Todo un rito. Cuando el café así dispuesto quedaba perfectamente tostado, lo vaciaban en una bolsa de papel una vez que se hubo oreado, y córrele los primos a la cafetería Corona ubicada a la vuelta de la esquina para que nos molieran el café recién tatemado. Los aromas que desprendía aquella bolsa con el grano ya molido provocaban un éxtasis. Y de re...