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Mostrando entradas de octubre, 2021

I(t) will survive

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Siendo adolescente, me iba al estadio olímpico de CU con mi primo Lorenzo, apenas unos años mayor que yo, a ver los partidos de futbol americano colegial cuando jugaban los Pumas. Él había estudiado en la Prepa 4 de la UNAM y se volvió un fanático del equipo, transfiriéndome   a mí ese fanatismo. Llegó incluso a recibir el ovoide de manos del legendario mariscal de campo de los felinos Joaquín Castillo cuando ambos estudiaban en dicha preparatoria y practicaban en el equipo de la escuela. Por cierto, conoció también a Enrique Borja, coetáneo suyo. Poco tiempo después, a principios de 1969, me apersoné nuevamente en el estadio, pero esta vez a presentar el examen de admisión a la Facultad de Ciencias de la universidad para cursar la carrera de actuaría. Imagínense la cantidad de aspirantes que solicitaban entrar ahí como para llenar las gradas de semejante inmueble, y no sé cuántas sesiones más del mismo estilo habrá habido para terminar con la primera fase del proceso de selecció...

Causal de divorcio

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Poco antes de casarme con mi primera esposa, todavía novios, fui a recogerla a su casa. Ella era muy impuntual, por lo que ya sabía que tendría que esperar a que estuviera lista. Me hicieron pasar a la sala y me dejaron a solas. Consciente de que estaría ahí un buen rato, me atreví, como en otras ocasiones, a levantarme del mullido sillón donde me encontraba cómodamente instalado y colocarme frente al piano Steinbach que tenían en el lugar, sentarme en su banqueta, y comenzar a ejecutar una pieza popular. En el ínter, a un minuto de concluir mi interpretación y sin que   me percatara, hizo su aparición mi novia silenciosamente y, para no interrumpir, esperó recargada en el marco de la puerta del comedor, que comunicaba con la sala donde yo me encontraba. De repente, en plena ejecución, empecé a sentir una inquietud espiritual profunda, una carga en el alma insoportable, por lo que, ni tardo ni perezoso, me incliné ligeramente hacia la izquierda, levanté la nalga derecha con di...

Koala

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Cuando uno se obsesiona por algo o por alguien no para hasta conseguirlo u obtener el rechazo definitivo. Tal fue mi caso con el libro Koala , de Lukas Bärfuss, que no encontré por ninguna parte. Novela corta de 170 páginas, en rústica, que se anuncia como la historia en que el narrador va a dar una plática sobre un autor X en su pueblo natal, donde aprovecha para verse con su hermano (medio hermano) al que no ve desde hace tiempo y al que no volverá a ver nunca más, pues éste se suicida poco después. Fanático del tema como soy y por venir recomendado el libro por un escritor que respeto, lo conseguí finalmente en Mercado Libre al módico precio de ¡890 pesos con 74 centavos!, rusticidad incluida. Afortunadamente un error del proveedor hizo que la venta se frustrara y me devolvieran mi dinero. Pero, terco, ahí voy otra vez, y en esta ocasión el atraco sí se consumó, aunque para compensar el mal servicio previo y el desfalco, me lo hicieron llegar en tan solo un par de días. El relato ...

"Yo ya no me pertenezco"

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Cuánta megalomanía se esconde en la frasecita ésta. Como quien concede paternalmente: “Yo soy de todos ustedes, Yo soy todos ustedes, ¡Yo soy Dios Todopoderoso!”, y enseguida -para infinita vergüenza ajena de “todos ustedes”- sacar su pañuelito blanco y, agitándolo estúpidamente, repetir como tarabilla: “Ya no hay corrupción en México, se acabó la corrupción”, mientras Lozoya, corrupto entre los corruptos, cena en el Hunan y los sabuesos del “incorruptible” persiguen a científicos aterrados, más que culpables. No dudo ni tantito que las voraces compañías energéticas se hayan enriquecido obscenamente -entre ellas, su “consentida”, Iberdrola- a costa de todos los mexicanos, y que los científicos hayan resultado, por decir lo menos, torpes y descuidados en el manejo de sus presupuestos, pero de aquí a reformar el mercado de la energía de manera tan lesiva que acarreará a todo el país ingentes daños que tardaremos una generación en corregir, si no es que de plano se vuelven irreversibles...

Los socialistas son humanos

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Recién se acaba de editar en formato digital el viejo libro (1940) de Edmund Wilson Hacia la estación de Finlandia (Penguin Random House, mayo de 2021), que trata sobre los avatares del socialismo desde la Revolución Francesa, y aún antes, hasta la entrada de Lenin a la estación ferroviaria de Finlandia en San Petersburgo, e incluso hasta “nuestros días”, entendiendo por estos los de la edición original del texto, pues cuando Wilson lo publicó aún estaba en el poder el sátrapa Josep Stalin y León Trotsky todavía no había sido asesinado en Coyoacán, México, en tan fatídico año. De aquí su epílogo, Resumen: la situación en 1940 . El libro fue prologado magistralmente por el Nobel peruano Mario Vargas Llosa (septiembre de 2020). Wilson relata la historia más desde el punto de vista humano que desde el ideológico o doctrinario, aunque un ensayo tan largo necesariamente incluye bastante de lo segundo. Es así como nos enteramos de la literal indigencia en que vivió Karl Marx prácticamente...

Aclaración

A petición de Manuel Martínez Fernández, esposo de Julia Tagüeña Parga, adjunto el correo que me acaba de enviar, en el que desmiente información que yo tomé de notas periodísticas en  Reforma  y  El Universal . En Dom, 3 Octubre, 2021 en 20:56, Manuel Martinez Fernandez < mmf@ier.unam.mx > escribió:   Para: Raúl Gutiérrez y Montero Cc:  jtag@unam.mx Raúl, en tu mensaje hay un serio error. Nunca recibí dinero del Foro. Afortunadamente, sí he recibido dinero del CONACYT para muchos proyectos y Julia nunca ha estado involucrada en la aprobación de los mismos.  Nunca ha existido conflicto de interés en su actuación.  Te solicito aclares esta información falsa. 

Julia Tagüeña

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Conocí a Julia Tagüeña Parga en 1969 cuando ambos éramos unos mocosos de 19 años de edad. Yo cursaba el primer año de actuaría y ella el segundo de física, los dos, en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Como tal, ella era ayudante del doctor Arturo Fregoso Urbina, quien impartía la clase de cálculo diferencial e integral. La tuve como “mentora” todo un año, mientras cursaba Cálculo I y II en la universidad bajo la cátedra del doctor Fregoso. Julia era una chica muy aprovechada, pues provenía de una escuela de élite en la Ciudad de México, llamada, precisamente, Ciudad de México, donde cursó su educación básica y media superior y conoció a su pareja de toda la vida, Manuel Martínez Fernández, con quien completó la misma carrera en la UNAM, casó y emprendió el viaje a la Universidad de Oxford, Inglaterra, donde ambos se doctoraron. Julia y Manolo se desempeñan actualmente como investigadores y académicos de renombre en el Instituto de Energías Renovables (IER) de la universidad en Mor...