miércoles, 12 de mayo de 2021

Iluso

Acabo de levantar una denuncia penal explícita (no anónima) ante la Fiscalía General de la República (FGR), a través de su Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEDE), en contra del servidor público Andrés Manuel López Obrador por proselitismo descardo en plena veda electoral. Al ser explícita, me solicitaron nombre, dirección, teléfono, edad, sexo, ocupación, correo electrónico y hasta me preguntaron si soy beneficiario de algún programa social, a lo que respondí afirmativamente y especifiqué el tipo (adulto mayor), y al que con gusto renunciaría si en ello me fuera el castigo del déspota, muy a pesar de que no es él quien me lo proporciona, sino el “pueblo”, término éste con el que tanto gusta de regodearse el bocaza.

También me preguntaron dónde ocurrieron los hechos, fecha y hora, así como nombre del denunciado, su “tendencia política” (una de las opciones es Morena) y ocupación. Finalmente me solicitaron describir cómo ocurrieron los hechos. Todo esto resultó muy simple: la “mañanera” del martes 11 de mayo de 2021 en Palacio Nacional, transmitida en cadena nacional a través de los canales y redes sociales del Estado mexicano.

En mi denuncia asenté textualmente: “A pregunta específica, el Presidente respondió que sí está interviniendo en el proceso electoral para, acto seguido, mostrar en pantalla la manera en que el candidato del PRI a la gubernatura de Nuevo León está comprando votos a su favor con la famosa tarjeta rosa, pasando cínicamente por alto que, al hacer él dicha denuncia, está incurriendo en un grave delito, como él mismo tipifica estas conductas. El INE ya amonestó a López Obrador, pero éste no entiende, por lo que procede su arresto por desacato y cualquier otro castigo que la ley establezca, por más severo que éste sea. Él, que prometió cumplir y hacer cumplir la Constitución, violándola flagrantemente. Por eso, ahora se lo demando. Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie; el Presidente de la República menos que ningún otro.”

No niego mi ingenuidad, pues el fiscal de la FEDE, José Agustín Ortiz Pinchetti, es un correligionario e incondicional de López Obrador, y del fiscal general “independiente”, Alejandro Gertz Manero, mejor ni hablamos, ya que sin mediar querella, éste se puso inmediatamente a las órdenes de su “jefe” y comenzó a investigar a los candidatos a la gubernatura de Nuevo León por el PRI, Adrián de la Garza, y por Movimiento Ciudadano, el “higaditos” Samuel García.

Se siente cierto escozor al interponer una demanda penal de esta clase, pero creo que a lo más que puedo temer es a perder mi pensión de adulto mayor. Por lo demás, ya saben dónde vivo y no batallarán mucho para encontrarme. El folio que se asignó a mi denuncia es 2100023843-40817D.

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