Me dio fiebre carbonosa
A algunos contemporáneos míos y con gustos similares que yo, les dio por celebrar su primer medio siglo de existencia corriendo ¡50 kilómetros!, y nos invitaban a quienes no habíamos alcanzado dicha meta a que nos les uniéramos, aunque sólo fuera un tramo de la ruta. Yo los acompañaba durante 10 o 20 de esos kilómetros, pues nunca he cubierto una distancia mayor a un maratón. Sin embargo, me incliné también por lo simbólico y a partir de esos primeros diez lustros de vida empecé por correr 50, pero no kilómetros, sino minutos, que iría incrementando con el paso del tiempo a razón de uno por año. Iba a ser muy difícil que el cronómetro marcara exactamente ese número de minutos; no obstante, oprimiría el botón de stop tan pronto apareciera el 50 en el reloj. Para mi sorpresa y regocijo, ese 22 de octubre de 1999, en el parque Naucalli de la zona conurbada de la Ciudad de México, el adminículo marcaba ¡50:00.50, cincuenta minutos, cero segundos y cincuenta centésimas! Quedé anona...