Era imposible seguir con el antiguo régimen del PRIAN, que no representaba ninguna alternativa decente a este “peligro para México”. Simplemente los niveles de corrupción a que se llegó con el gobierno de Peña Nieto lo hacían imposible, por no mencionar las calamidades que también representaron las administraciones de Fox y Calderón, y ni qué decir de las siete décadas de dictadura perfecta.
Por todo lo anterior, voté en las pasadas tres elecciones por la única alternativa que nos faltaba, aunque, siendo honestos, esto no fuera estrictamente cierto ni por asomo, pero, bueno, era imperativo hacerlo, pues un sexenio más como el de EPN hubiera sido aniquilante. Era indispensable una sacudida. Desgraciadamente, el entusiasmo provocado por AMLO y el bono democrático que la ciudadanía le otorgó, rápidamente se están agotando, por lo menos conmigo y millones más de personas que como yo se sienten. El “pueblo es sabio”, pero el gobernante electo es ignorante y soberbio, para nuestra desgracia.
Cuando veo lo que está ocurriendo en los Estados Unidos con el imbécil que los gobierna y que nadie es capaz realmente de plantarle cara, en un país que si de algo se precia es de tener los mecanismos democráticos y de fuerza para hacerlo, me espanta imaginar lo que puede llegar a ocurrir en una nación tropical con un dictadorzuelo de pacotilla.
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