Llevamos más de dos años en la zona del
Campestre de padecer el caos y la destrucción representados por la malhadada
obra del distribuidor vial Benito Juárez. Soy residente del fraccionamiento
Gran Jardín desde 2003, y como ciudadano común y corriente que se ve afectado
de manera tan directa en sus derechos por la imprevisión e ineficiencia de las
autoridades de los tres niveles de gobierno, me he entrevistado tanto con el
secretario de obra del ayuntamiento de León, Carlos Alberto Cortés Galván, como
con el delegado de la SCT en Guanajuato, José Leoncio Pineda Godos, responsables
de la obra que nos ocupa.
Ambos funcionarios me han dado lo que en
lenguaje muy coloquial se conoce como “el avión”, o para decirlo todavía más
coloquialmente “no me han pelado”. Ante esta circunstancia, decidí ponerme en
contacto con “mi” diputado local. Utilicé para ello todos los medios de un
gobierno digital que puso a disposición de los ciudadanos el diputado Éctor Jaime
Ramírez Barba en una de sus columnas sabatinas, no la de los besos que nos
recetó el sábado pasado, ciertamente, donde analiza minuciosamente todos los
efectos, buenos y malos, que sobre nuestra persona acarrean los mentados
ósculos.
Fue así como acudí al Whatsapp del congreso, donde con una
amabilidad en verdad digna de la mayor alabanza me atendieron. En un “diálogo”
de unos cuantos minutos, después del largo puente de mediados de noviembre eso
sí, hube de reconocer con vergüenza que no tenía ni idea del distrito electoral
al que pertenecía y que desconocía, en consecuencia, el nombre de “mi”
diputado. Me informaron con toda presteza que mi distrito era el tercero y que
el diputado que me representa ¡es Éctor Jaime Ramírez Barba!, el mismo al que
leo todos los sábados, y me dieron toda la información para contactarlo, que
obviamente yo ya poseía porque la tomé, “por si se ofrecía”, de la columna de
don Éctor.
Pues bien, presto también yo, me animé a
contactarlo, vía su correo electrónico, desde el mes pasado (23 de noviembre),
explicándole el desesperado motivo de mi “atrevimiento” de solicitarle
audiencia, y casi con la misma rapidez me respondió él por el mismo medio un
escueto: “Con gusto, le contactaran (sic) / Dr. Éctor Jaime Ramírez Barba /
Oficina Virtual”. Todo lo cual me preocupa hondamente, porque el que “le
contactaran”, sin acento y sin punto final, suena a condicional y que algo más
que ya no pudo articular me quiso decir el distinguido doctor, además, claro,
de que su oficina es “Virtual”.
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