lunes, 30 de mayo de 2022

Al diablo con sus instituciones

En febrero del año pasado caí en el ridículo de creer que no todo estaba podrido en Dinamarca ( http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2021/02/no-todo-esta-podrido-en-dinamarca.html ) e hice el patético elogio de la Condusef por, según yo, haber puesto fin a un acoso telefónico de meses por parte de un despacho de cobranza de una financiera (Adelanto Express, S.A. de C.V., Sofom E.N.R o Adex, en corto) por una deuda de una conocida a la que en mala hora referí. El instrumento de la Condusef de que me valí para denunciar a estos mercenarios fue el Redeco (Registro de despachos de cobranza), y la financiera se comprometió a no molestarme nunca más al no estar yo en su base de datos de clientes.

Ingenuo de mí. Estos desgraciados fueron vendiendo mi información a distintos despachos de cobranza a lo largo del tiempo y me siguieron dando lata, y yo de necio reportándolos en Redeco una y otra vez hasta completar no menos de diez denuncias, y Adex siempre comprometiéndose a no molestarme nunca más. La razón por la que me molestaban a mí y no a mi conocida era porque ella, más inteligente, cambió varias veces de número telefónico, y yo, más idiota, me aferraba a no tener que cambiar mis datos personales presionado por esta sarta de buitres.

Fue así como tomé la decisión a principios de este mes de denunciar ante el Inai a Adex por la venta delictuosa de mis datos personales a diversos despachos de cobranza a través del tiempo. Pero ya imaginarán, el tiempo no corre para estos burócratas y después de casi un mes sigo esperando que den señales de vida. Pero no cejaré, la impunidad está presente en toda la vida nacional y es el principalísimo mal que está corroyendo nuestra estructura social. Estos delincuentes hicieron un uso criminal de mis datos personales y tienen que pagar por ello.

Mientras tanto, sólo el sábado, el tercer despacho en el tiempo manipulando mis datos personales marcó ¡dieciséis veces! a mi casa, comenzando a las seis de la mañana y finalizando a las 11:30 de la noche.

Fue demasiado. Esta mañana a primera hora cambié de número telefónico, pero, insisto, estos infelices tendrán que pagar.

Este artículo, además de publicarse, está siendo enviado a toda la plana mayor del Inai y la Condusef para que tomen cartas en el asunto, habiendo enviado ya al Pleno del primero y a la alta burocracia de la segunda la queja correspondiente.

¡Al diablo con sus instituciones!

miércoles, 11 de mayo de 2022

Sharon Stone amaba a Octavio Paz

El fuego original y primordial, la sexualidad, levanta la llama roja del erotismo y ésta, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y trémula: la del amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida.

La llama doble, Octavio Paz

Hace un par de años, Ángel Gilberto Adame, periodista y escritor, autor de dos libros sobre Octavio Paz, publicó un artículo en el que asienta que en 1996 el Paris Match le dedicó la portada y le realizó una entrevista a Sharon Stone (de 38 años entonces) en su época de mayor esplendor, y que cuando el reportero la inquirió sobre quiénes eran los hombres que amaba, ella respondió: Magic Johnson, el Dalái Lama, Octavio Paz (82 años), Gerard Depardieu y Jack Nicholson.

El año anterior, Stone intentó contactar al poeta para invitarlo a cenar, aprovechando que los dos se encontraban en Atlanta, ella filmando una película en Savannah y él en las Olimpiadas Culturales. Complicaciones de agenda hicieron imposible el encuentro, pero Paz se comprometió a enviarle unos libros autografiados, lo cual finalmente ocurrió por interpósita persona en la editorial Vuelta y sin la firma autógrafa del autor. Sharon le envió un último mensaje de agradecimiento a Paz por los libros, que obra en poder de Princeton. Pero más importante que éste es la declaración de la actriz al Match sobre don Octavio: “Me enciende el alma. Un amigo me dijo que debería dejar de hablar de él. Me veo como una estúpida estrella que quiere demostrar que ha madurado. Si lo conociera, podría enamorarme locamente. Cuando un hombre es así de excitante intelectualmente, te nutre sensualmente, independiente de su edad”, donde apareció también una foto del escritor con una provocativa nota: “He sets my main on fire”.

Según Christopher Domínguez Michael, cuando José Marie Tramini, esposa del poeta, fue inquirida sobre el panicular, respondió “que tras haber competido con sor Juana ya nada la arredraba”.

Adame afirma que los libros favoritos de Sharon Stone escritos por el poeta son La llama doble y Árbol adentro, que seguramente leyó en español, pues domina el idioma y estudió Artes y escritura creativa en la Universidad de Pensilvania.

Picado por el gusanillo, ni tardo ni perezoso, compré La Llama doble, un ensayo sobre el amor, ya que el otro es únicamente poesía, a la que no soy tan afecto. Lo hice no tanto para tomar ideas sobre cómo seducir a Sharon, después de todo tengo apenas 72 y ella hermosos 64, sino para descubrir el poder de seducción del escritor. Paz se adentra en los intríngulis del amor, pasando revista a todos los autores de la humanidad cuyas obras versan sobre esta pasión, así como sus héroes, y los filósofos y sociólogos que se han interesado sobre el particular. Y lo hace, como acostumbra el ensayista, con una erudición y sabiduría tan arrolladoras que termina uno, literalmente, deprimido, por el tiempo que se necesitaría para leer y estudiar todo lo que el poeta abarcó durante su vasta existencia.

Compara, por ejemplo, al amor con la amistad, sus rasgos comunes y sus diferencias, y concluye que el hombre, no la mujer, es más proclive a ella por razones culturales, por haber estado confinada ésta tradicionalmente a espacios más reducidos donde se dan con mayor facilidad los chismes, las envidias, los celos, las traiciones y los rencores.

También dice que uno de los golpes bajos que recibe nuestra noción del amor son la pornografía y el  excesivo comercialismo de nuestra época. Ojo, Paz terminó de escribir este libro en mayo de 1993 (¡hace casi treinta años, a los 79 de edad!), después de que en 1965 abandonara un primer intento por hacerlo, para retomarlo en marzo-abril de 1993 y terminarlo de un tirón los primeros días de mayo.

Uno de los pasajes más hermosos, ya casi al final, es cundo dice que el amor se transforma no en piedad sino en compasión, y para ello recuerda lo que Unamuno, ya viejo, afirmaba: “no siento nada cuando rozo las piernas de mi mujer pero me duelen las mías si a ella le duelen las suyas”, y sugiere que deberíamos reintroducir en nuestra lengua la palabra compathía, que es el término que mejor describe dicho sentimiento.

Con todo, me quedo con el penúltimo capítulo, el más extenso del libro, una digresión que pareciera no tener mucho que ver con el contenido general de la obra, pero en el que el autor se empeña en decir lo contrario. Aun así, fascinante. Resulta premonitorio de lo que Yuval Noah Harari escribiría más de dos década después. Si fuera malpensado, hasta plagio pudiera aducir de parte de éste. Para que tengan una idea de los tópicos que Paz se “atreve” a tocar en dicho capítulo, les recomiendo: http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2021/08/singularidades.html .

¡Carajo, cómo no va una (lenguaje inclusivo) a enamorarse así de Octavio Paz!