martes, 29 de junio de 2021

Antología

Por recomendación de Mario Vargas Llosa leí el libro Mariposas amarillas y los señores dictadores, de Michi Strausfeld, alemana erudita en literatura latinoamericana que obtuvo su doctorado sobre el particular, pero con un interés especial en Cien años de soledad, la obra cumbre de Gabriel García Márquez.

A lo largo del libro, Michi habla sobre aspectos históricos e ideológicos del continente, y desde luego de literatura, pero destacan de una manera singular las entrañables semblanzas que hace de los grandes representante de muestras letras, a casi todos los cuales conoció y departió con ellos largas jornadas, vamos, con muchos incluso hasta trabó una profunda amistad, como con nuestro laureado Octavio Paz, con quien convivió durante la cena organizada por el autor previa a la ceremonia de premiación del Nobel (1990) por invitación expresa de él. Dice que a lo largo de la velada Paz hizo gala de su extrema lucidez y encanto personal, y maravilló a todos con su inigualable sabiduría. Strausfeld prácticamente lo venera.

Pero lo mismo convivió la autora con Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Isabel Allende, el propio García Márquez y muchos más, y se hizo amiga de casi todos. Michi cita a casi trescientos autores de América Latina, Brasil incluido, obviamente, y en algunos casos entra inclusive a la trama de sus obras. El libro constituye, por tanto, una verdadera antología de nuestras letras -en las dos acepciones de la palabra-, aunque no menos impresionante resulta el completísimo catálogo de obras, por autor, que incluye en la bibliografía de su admirable y bello texto. Literalmente, miles de ellas; por supuesto, de los centenares de artistas citados. Solo de Vargas Llosa anota más de veinte. ¡Impresionante! Un suculento manjar para no batallar la próxima vez que se busque “el siguiente libro a leer”.

De todos sus encuentros con estas grandes luminarias, el que más me conmovió fue el que sostuvo con  el uruguayo Onetti y su esposa, ya que Michi cuenta que “Dorotea Muhr, su maravillosa mujer, llamada Dolly, era violinista en la Orquesta Sinfónica de Madrid. Desde que se casaron en 1955 ella organizó su vida con una entrega sin parangón e ilimitada que cabe calificar sin vacilar de abnegación. Para ella misma su conducta era normal, no un sacrificio, pues amaba a Onetti y, por tanto, estaba dispuesta a entenderlo todo, a aceptarlo todo, a perdonarlo todo. Él le contaba hasta sus amoríos y aventuras, porque ella no quería que él le ocultara nada. Si él lo necesitaba, pues entonces ella estaba de acuerdo, porque de lo que se trataba era de que Juan fuera feliz, ésa era su misión. Entretanto han aparecido magníficos reportajes sobre ella como el de la periodista argentina Leila Guerriero, que visitó a Dolly en la casa de sus padres en Buenos Aires. Allí evocaba sin ningún tipo de sentimentalismo su peculiar amor, que da la impresión de haber sido una calle de dirección única, aunque no lo fue, por lo que afirmaban siempre Dolly y Onetti. Y, sin embargo, él ni siquiera acudía a los conciertos en los que ella tocaba. Es evidente que eso sí le dolió un poco, según confesaba. Hablaban mucho de libros, contaba Dolly rebosante de entusiasmo, porque Juan lo había leído todo y hacía los mejores comentarios. Por lo demás él se quedaba tumbado en la cama y ella se encargaba de todo.”

Me hizo cavilar hondo sobre mi relación con la también maravillosa Elena, pero a la vez me confirmó que una persona hosca es capaz de amar profundamente, aunque no posea absolutamente ninguna de las cualidades de Juan Carlos, más que esa, su hosquedad.

Por lo pronto, ya estoy leyendo La vida breve, de este genial escritor. Gracias a Michi, claro, y ya tengo cientos de obras más en las alforjas.

sábado, 26 de junio de 2021

Desafiando a dios

Fuimos “diseñados” para vivir pocos años: 35-55, hasta principios del siglo XIX. Por ello, los esfuerzos para llevar la esperanza de vida al doble (70-73) en la actualidad, me parecen tan necios como los que menciona Yuval Noah Harari en su libro Homo Deus para lograr la inmortalidad.

Si yo fuera creyente, además de escribirlo con mayúscula, imaginaría al señor encolerizado y lanzando una maldición similar a la del “crujir de huesos y rechinar de dientes” del Juicio Final: “¡Ah, me desafiáis, malditos de mi Padre!, pues ahí os va el Alzheimer, el Parkinson y demás achaques ‘inocuos’ de la vejez, para que no os arroguéis poderes que solo a mí me corresponden”.

Para qué carajos, me pregunto yo. Eso de estar aspirando a la divinidad (Harari dixit) no va conmigo. Para decirlo en términos coloquiales de actualidad: no soy “aspiracionista” (aunque no por ello deje de estar de acuerdo con el periodista Salvador Camarena cuando afirma que dejemos de hacerle el juego al viejo imbécil -el calificativo es mi responsabilidad- que actualmente nos gobierna, en cuanto a la perversión del lenguaje en que incurre todos los días en sus idiotas homilías).

La vida harta. Lo he reiterado ad nauseam, pero lo hago una vez más: yo ya no.

jueves, 24 de junio de 2021

La otra conjura

En su deliciosa ficción La conjura contra América, mi admirado Philip Roth narra magistralmente el encumbramiento del simpatizante nazi Charles A. Lindbergh -primer humano en cruzar el Atlántico en avión (el Espíritu de San Luis), sin escalas y en un tiempo de treintaitrés horas y media, despegando de Nueva York y aterrizando en París- a la Presidencia de los Estados Unidos como su trigésimo tercer mandatario, postulado, obviamente, por el Partido Republicano y con eslogan de campaña América Primero.

Roth teje una entretenidísima urdimbre en que parece de lo más natural la llegada de Lindbergh al Poder en 1941, año en plenitud de la Segunda Guerra Mundial, precisamente cuando Hitler intenta convertirse, literalmente, en dueño del mundo. En la novela, el piloto norteamericano es condecorado por el régimen nazi -por órdenes del propio Führer- con la Cruz de Servicio del Águila Alemana, medalla otorgada a extranjeros por servicios prestados al Reich, que recibe de manos del mariscal Hermann Göring, algo que ¡realmente ocurrió!, lo cual le otorga al libro una verosimilitud extraordinaria.

Por supuesto, la idea de Hitler es combatir al judaísmo “rapaz” que, él imagina, está intentado apropiarse del planeta, y para ello cuenta en Estados Unidos con una cabeza de playa ideal en la persona de Charles August Lindbergh.

El relato corre a cargo del mismísimo Philip Roth, en aquella época un chiquillo de apenas nueve años de edad, y personajes centrales son también sus padres, Herman y Bess, y un hermano mayor, Sandy. Desde luego debemos suponer que el buen Philip está introduciendo en la historia varios elementos autobiográficos que resultan verdaderamente interesantes y donde mezcla a varias otras personas de su familia, como su conflictivo e infortunado primo Alvin (por parte del padre) y su no menos desgraciada tía Evelyn (por parte de la madre).

La novela da un giro dramático e inesperado cuando uno menos se lo espera, lo que hace que el libro valga la pena de leerse, sobre todo -como en mi caso- cuando se desconocía la trama y se ignoraba la película de que se hizo merecedora. En suma, una delicia.

Todo esto viene a cuento por lo que asevera el académico e internacionalista Mauricio Meschoulam en un escrito reciente para El Universal, pues en él asienta que “desde hace ya años, se han esparcido teorías que indican que Estados Unidos está dirigido desde los sótanos por un grupo de pedófilos satánicos, posicionados en el mundo de la política, los espectáculos y los negocios. Según esa creencia, Trump habría sido reclutado por militares con el objetivo de combatirles, pero desde la ‘profundidad’ del Estado, sus oponentes trabajaron incansablemente para deshacerse de él. Primero, orquestaron una investigación especial para vincularlo con Rusia y su intervencionismo en la política interna de EEUU; luego, le fraguaron cargos de destitución e intentaron sacarlo de la presidencia, y por último pusieron en marcha un fraude electoral masivo que finalmente logró impedir su reelección.

Y un porcentaje alto de republicanos cree, aunque sea parcialmente, todo lo anterior, y que “solo mediante la violencia es posible eliminar a esa secta satánica del poder”. En algunos lados todavía se pelea legalmente por revertir los resultados de la elección de noviembre de 2020 y todo el que se atreve a hablar, dentro del Partido Republicano, en contra de Trump, es seguro que reciba la condena de las mayorías que le apoyan.

Pero lo que yo especulo es que si no será que, a semejanza de la novela de Roth, el déspota y tirano Vladimir Putin -en sus sueños imperiales- esté tratando de implantar una cabeza de playa en su archienemiga potencia en la persona del despreciable hombre naranja en 2025 para acabar con la satánica secta, sustituta del judaísmo en el libro del laureado autor norteamericano.

lunes, 21 de junio de 2021

Hoy testifiqué vs. AMLO ante el INE

Después de que tanto el Instituto Nacional Electoral (INE) como la Comisión Estatal Electoral de Nuevo León (CEE) se hubieran declarado incompetentes para conocer mi denuncia por violación de la veda electoral por parte de Andrés Manuel López Obrador, el INE finalmente admitió mi querella tan recientemente como el martes 15 de junio de 2021 y me emplazó a comparecer a una audiencia de pruebas y alegatos ante dicho instituto el lunes 21 de junio de 2021 a las once horas en su sede principal en la Ciudad de México o a hacerlo de manera virtual vía la plataforma Webex en la misma fecha, a través de un enlace que me enviarían posteriormente, previa identificación, copia de mi denuncia debidamente signada y mi correo electrónico.

La lista de invitados la completaban, por la parte acusadora, los representantes del PRD y el PAN ante el Consejo General; Jesús Zambrano, Presidente del PRD; Samuel García, ex candidato de MC a la gubernatura de Nuevo León; y, por la parte acusada, Andrés Manuel López Obrador, Presidente de la República, y Mario Delgado, Presidente de Morena.

La invitación se me hizo mediante un largo oficio de 18 hojas entregado a las puertas de mi domicilio en León, Guanajuato (ver imagen adjunta), el miércoles 16 por personal del INE, apenas un día después de su elaboración y a diez de las elecciones del domingo 6. Me hicieron firmar varios oficios, fotografiaron mi credencial de elector y lo mismo hicieron hasta con la fachada de mi casa. Obviamente, yo también les solicité que se identificaran. Todo esto contrasta palmariamente con la actitud de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEDE), donde una demanda penal similar interpuesta por mí se encuentra durmiendo el sueño de los justos.

Por mi parte, instalé la plataforma Webex de Cisco y la probé exitosamente con el enlace que me enviaron del INE el viernes 18 en la noche. Todo estaba a punto, pues.

Y se llegó el lunes 21, día en el que esto escribo. La comparecencia se inició puntualmente, aunque haya sido yo el único de los convocados que se presentó, pues los demás o bien lo hicieron por medio de testimonios escritos, como el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, o de plano ignoraron la invitación completamente, como el “carismático” Samuel García. Por lo mismo, la sesión transcurrió fluidamente y en media hora exacta expuse mis alegatos y pruebas, ya que además había simulacro de sismo en la Ciudad de México a las 11:30. Se dio por terminada la reunión, se elaboró el acta correspondiente, misma que será enviada a todos los involucrados, y se dará vista al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para que dicte las sanciones correspondientes.

Mi testimonio quedó asentado y se redujo a lo siguiente: “Ratifico mi denuncia contra el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador por lo expresado por éste en el video de su conferencia matutina de prensa el martes 11 de mayo de 2021 en plena veda electoral, pues al minuto 49 con seis segundos, a pregunta expresa de una reportera, acepta que sí está interviniendo en el proceso electoral y afirma que lo seguirá haciendo, y enseguida pasa a denostar al candidato del PRI a la gubernatura de Nuevo León, Adrián de la Garza, afectando así la equidad en la contienda a nivel federal y violando dicha veda.

“Lorenzo Córdova opina que los mercenarios influencers que vendieron sus espacios al Partido Verde durante la veda deberían ser sancionados ejemplarmente. Con mayor razón, digo yo, el Presidente de la República, ejemplo y representante de todos los mexicanos, deberá ser castigado con aún mayor rigor por los graves delitos en que incurrió”.

Seguramente el TEPJF emitirá una sentencia histórica, excepción hecha del Magistrado “Billetes”, José Luis Vargas, indigno Presidente de tan honorable Tribunal.

miércoles, 9 de junio de 2021

Simple, rudimentario, pedestre

¡Como México no hay dos!, más que jubiloso grito de orgullo, suspiro de alivio al cielo.

Propio

Cada vez me avergüenzo más de López Obrador, y no sólo por la “cordial” bienvenida al Presidente de Estados Unidos Kabala, pues en una sola frase le cambió cargo, sexo y nombre, sino por la inconmensurable estupidez que todos los días pone de manifiesto. Y la estupidez, ya lo sabemos, es directamente proporcional al poder que se detenta. Si el señor fuera un simple ciudadano, allá él y su congénita idiotez, pero si es Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, la magnitud de sus dislates crece exponencialmente.

La escritora Sara Sefchovich dice que pareciera que AMLO quiere tirar ya la toalla y por eso su insistencia con la revocación de mandato, y que no debiéramos permitírselo, pues fue elegido para ser Presidente por seis años y que ahora estamos obligados a exigirle que desfaga todos los entuertos que ha provocado. En el mismo sentido se manifiesta el ex presidente del IFE (hoy INE) Luis Carlos Ugalde, pero él apunta que no hay que hacerle el caldo gordo al déspota permitiéndole que se haga publicidad con la mentada revocación y que mejor cumpla, simple y llanamente, con lo que le resta de gestión.

Yo más bien soy de la opinión del académico Macario Schettino, que le sugiere al tirano que por fin haga algo bueno por México y se marche ya, y qué mejor manera de lograrlo, digo yo, que con una revocación de mandato bien manejada. Y estaríamos apenas a nueve meses de lograrlo. ¿Que habría una especie de caos en la rebatinga por el Poder?, cómo negarlo, pero sería mucho menor que con una desaparición repentina del Señor, que nadie desea.

Y es que no debemos permitir que un ignorante supino siga haciendo las cosas a su antojo, y hacer valer nuestro derecho -plasmado en los ocho numerales de la fracción IX del artículo 35 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y debidamente reglamentados por el Congreso de la Unión- de revocarle el mandato a un inepto, incompetente y corrupto.

Así que preparémonos desde ahora, con entusiasmo e inteligencia, para la llegada de la fecha mágica: marzo de 2022, y no permitamos que el tirano la tome como una oportunidad de manipular a las masas para mantenerse en el Poder o, peor aún, para conformar una plataforma de lanzamiento para una inconstitucional extensión de su mandato o hasta una ominosa reelección. Ojalá surjan líderes en la sociedad civil -esa que tanto desprecia nuestro “héroe”- que lideren este titánico empeño.

sábado, 5 de junio de 2021

Junk mail

A lo largo de los últimos varios años he venido engrosando la lista de recipiendarios de estos pergeños hasta reunir a casi 150, y de verdad no entiendo cómo muchos de ellos se me han “colado” (entrecomillado, pues a final de cuentas no ha sido otro el “curador” de esta lista más que yo mismo), como el editor en jefe de la versión digital de la revista política más longeva y famosa de México, sobrino carnal del consejero áulico de López Obrador.

Pues bien, en días pasados este individuo me reclamó que le estuviera enviando mis escritos, cosa que nunca me había ocurrido con nadie, después de tantos años, tantas entregas y tantas personas. Me avergonzó terriblemente. Cuántos otros amables lectores no estarán también tentados a mandarme al carajo, me pregunté. Al susodicho lo he de haber incluido porque, en mi infinita vanidad, algunas veces creo estar diciendo cosas trascendentes, qué ingenuo.

Espero que esté usted muy bien. Agradezco la intención del envío de sus textos pero le pido de la manera más atenta que no me los mandé más ya que tengo el correo saturado de textos de trabajo y yo no le proporcioné mi dirección si (sic, por ni) solicité esos envíos. Saludos cordiales”, me escribió con justa razón, a lo que, con la cola entre las patas, le riposté: “Lamento sinceramente los inconvenientes, le juro que no volverá a saber usted de mí en la vida”, que dio pie a su gozosa contrarréplica: “Le agradezco enormemente”. De acuerdo a lo prometido, ya no dije nada.

Todos estos días le he estado dando vueltas al asunto, pues lo que menos quisiera yo es importunar con mis idioteces a nadie más. Hasta a punto estoy de tirar el arpa y pensar en el “retiro”.