sábado, 26 de abril de 2008

Árbol genealógico de la mitología griega

Cualquiera que lea las obras de los grandes autores de la antigüedad griega, por ejemplo La Ilíada, La Odisea o la Teogonía de Hesíodo, queda confundido en cuanto al orden y la jerarquía de sus deidades. No es sino hasta cuando se leen libros de auténtica divulgación cultural, como el del mexicano Ángel María Garibay, Mitología griega / Dioses y héroes (Colección “Sepan cuántos...”, Editorial Porrúa, S.A.), que queda claro el panorama.

Por lo menos eso pasó conmigo. Fue así como aprendí que el cielo y la Tierra, Urano y Gea, dieron origen a Cronos y Rea, de donde a su vez proceden el dios del mar, Poseidón, cuyo complemento es Démeter, y la deidad griega por antonomasia, Zeus, y su pareja Hera, quienes “procrearon” al dios del fuego, Efesto o Hefesto, cuya amada es Afrodita.

De toda esta cadena proceden también Apolo y Artemisa y Hermes y Atena. Para completar la docena de dioses mayores en que coinciden casi todos los helenistas –curiosamente, los cuatro primeros, Urano, Gea, Cronos y Rea, no lo son-, tenemos a dos dioses aislados, a los que no se asocia en automático ninguna contraparte femenina como a los anteriores. Éstos son Dióniso y Ares.

Algo que me sorprendió fue que queda más claro el rol de cada una de estas deidades (por lo menos eso ocurrió conmigo) cuando se les asocia con sus equivalentes latinos (romanos), a saber, Zeus es Júpiter, Hera es Juno, Pseidón es Neptuno, Démeter es Ceres, Efesto es Vulcano, Afrodita es Venus, Apolo es el único que conserva su nombre, Artemisa es Diana, Hermes es Mercurio, Atena es Minerva, Dióniso es Baco y Ares es Marte.

Existen una infinidad de dioses menores, que por definición, como los mayores, son inmortales, y héroes, resultado de la unión de un(a) dios(a) con un(a) mortal, que sí mueren, como Aquiles, producto de los amores de la diosa Tetis con el mortal Peleo, de los que el mismo Garibay da una relación pormenorizada en su excelente tratado.

lunes, 21 de abril de 2008

Lorena Ochoa

Soneto dedicado a una mexicana sin par, aunque más bien debiera decir abajo de par:

Lorena lo practica desde niña
Y de esta disciplina es la más fuerte
Pues nada lo deja a la buena suerte
Y con ella cualquiera se encariña

Dice el mexicano si fuera tiña
La envidia que provoca hasta la muerte
La forma de golpear la bola inerte
Enjambre de golfistas habría en piña

Tapatía para ejemplo de todos
Aunque sean ellos de malos modos
Ya que da testimonio de excelencia

Los mexicanos gritan extasiados
Ya no nos sentimos tan desgraciados
Con Ochoa tenemos opulencia