miércoles, 5 de junio de 2019

Otra más de la 4T

Durante el PRIANato, presentaba yo mis declaraciones al SAT con saldo a favor con la absoluta seguridad de que nada iba a pasar. Después de semanas o meses de haber enviado una, recibía notificación de la “Autoridad” -como a ellos les encanta autonombrarse- solicitando información adicional, y vuelta a empezar. Ya sabía uno que sus necedades eran inconmensurables e ilimitadas, a tal punto que al final el contribuyente les tomaba la palabra: “Si usted no proporciona la información solicitada, la Autoridad considerará satisfecha su petición”, y el caso quedaba en el olvido. Pero no se tratara de que el ciudadano les debiera algo, porque entonces hasta el riesgo de que le fincaran responsabilidad penal corría.

En alguna ocasión fue tal la cantidad de documentos requeridos que cuando me presenté en el escritorio del funcionario en la oficina del SAT correspondiente, éste me preguntó con asombro cuando vio el grueso legajo: “¿Todo esto le solicitamos?”, moviendo de un lado a otro la cabeza como quien piensa: “¡Por eso nos odian los contribuyentes!”. En tal oportunidad también, como en muchas otras, desistí en mis empeños de obtener retribución alguna, pues la dependencia gubernamental terqueaba en sus requerimientos excesivos de información, ya que no les bastó con lo que en ese momento les presenté y así me lo hicieron saber mediante una notificación posterior.

Este abril de 2019, al ser yo jubilado sin más ingresos que mi pensión y los rendimientos de una inversión bancaria, decidí no presentar declaración, a sabiendas de que muy seguramente tendría saldo a favor y tomando en cuenta el recorte de personal que hubo en el SAT, que muy seguramente limitaría sus capacidades fiscalizadoras.

Más tarde, a mediados de mayo, en el programa que John Ackerman conduce todos los domingos a las siete de la noche en el canal 22, fue entrevistada Margarita Ríos-Farjat, jefa del Servicio de Administración Tributaria. El entusiasmo con el que esta doctora en política pública, además de abogada y poeta, habla de sus responsabilidades oficiales al frente del SAT, es contagioso. Ahí le expuso a Ackerman cómo andaba la cuestión de los ingresos tributarios en el Gobierno Federal, y platicó de otros temas álgidos, como el de las facturas apócrifas y la devolución de impuestos, precisamente.

Un par de semanas después, tan quitado de la pena estaba yo que cuando, el 30 de mayo, recibí una notificación del SAT para informarme que al 25 de mayo de 2019 tenía yo “pendiente de presentar la declaración anual de impuesto sobre la renta de personas físicas por el ejercicio 2018”, me asusté, como siempre ocurre cuando esta “Autoridad” perturba nuestra paz.

No dejé pasar mucho tiempo y el sábado 1 de junio ingresé a la página del SAT para presentar mi declaración. Ésta ya estaba pre elaborada y, como supuse, tenía saldo a favor. ¿Por qué, entonces –me pregunté-, la “saña” del Gobierno en perseguirme y entregarme un dinero con el que ni contaba? En fin, validé la declaración por sueldos y salarios (pensión), intereses y dividendos, la autoricé con mi firma electrónica y la envié a la “Autoridad” ese mismo 1 de junio a las 18:26 horas. Y a esperar las consabidas necedades del SAT, pues, como en ocasiones anteriores, obviamente no iba a ser tan fácil obtener una devolución así como así.

Pero hete aquí que el miércoles 5 de junio a las 5:01 de la madrugada, es decir, ¡apenas dos días hábiles efectivos después de presentar una declaración a todas luces extemporánea, recibí un correo de mi banco informándome que la Tesorería de la Federación me había hecho un depósito por el monto de la devolución solicitada al SAT!

No se trata de cantar loas a un régimen que a todas luces está cometiendo gravísimos errores en muchas áreas del acontecer nacional, pero cuando algo funciona muy por encima de como ocurrió en décadas y décadas de gobiernos corruptos -sobre todo del PRI, sin olvidar la docena trágica del PAN- también hay que decirlo, al igual que lo dije cuando tramité mi Pensión Universal.

Quizá personajes como la poeta Ríos-Farjat hagan la diferencia, muy a pesar de los criminales recortes de personal que padeció su organismo.

No hay comentarios: