miércoles, 28 de noviembre de 2007

"La mejor ciudad para vivir"... y manejar

Llevo casi cinco años radicando en León, Guanajuato, y he observado ciertas costumbres de manejo muy curiosas en sus habitantes que me había resultado muy difícil enumerar, hasta que el otro día, en pleno boulevard Clouthier, me tocó contemplar una escena que las resume a todas ellas.

Una camioneta "chocolate", con placas de Estados Unidos y varios pasajeros en la caja posterior, era conducida a gran velocidad por un individuo sin cinturón de seguridad y con una criatura como de dos años sobre sus piernas. Iba haciendo una llamada por su celular, a la vez que arrojaba una cajetilla de cigarros vacía por la ventanilla abierta del vehículo.

De pronto, aceleró para rebasar a una cuatrimoto, sin placas, conducida velozmente por unos adolescentes de no más de 12 años de edad, quienes no portaban en sus cabezas cascos protectores. Una vez que aquél los hubo rebasado, pasó, sin ninguna precaución, desde el carril izquierdo de la calle hasta el derecho para dar vuelta en una esquina, obviando la bahía construida ex profeso para tal propósito y arrollando a su paso a un imprudente ciclista que transitaba en sentido contrario, sin matrícula ni faro ni señales luminiscentes en su bicicleta.

Resultado: el tipo fue y se incrustó contra un poste, negándose a que los patrulleros que llegaron posteriormente le administraran prueba antialcohol alguna e insultándolos soezmente.

Este es un catálogo de imprudencias que me ha tocado presenciar en múltiples ocasiones durante más de cuatro años, aunque de manera aislada. Me parece increíble que se hayan presentado todas juntas en una sola escena del diario acontecer leonés, como una lección de los errores en que no hay que incurrir si se es responsable y civilizado.

2 comentarios:

Lety dijo...

ja ja ja ja ....
!!!VIVA MEXICO!!!

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, papi, pero ¿qué le vamos a hacer?

Yo, por mi parte, prometo actuar de una manera civilizada (no conocida por nuestros nuevos compatriotas), tal como tú me has enseñado (y te lo agradezco), tratando así de cambiar el mundo que nos rodea.

TE QUIERO.