miércoles, 1 de octubre de 2025

¡Auxilio, socorro!

Hace 22 años, en julio de 2003, salimos huyendo de la Ciudad de México para instalarnos en León. Previo a ello, adquirimos el negocio que un franquiciante manejaba por sí mismo en el centro comercial más exclusivo del Bajío: Plaza Mayor. Hasta de Querétaro nos visitaban con el único afán de comprar en el Liverpool ahí afincado. Tan sólo quince meses después, en noviembre de 2004, tuvimos que salir huyendo nuevamente, pero esta vez de dicho centro comercial: los ingresos no alcanzaban más que para pagar la obscena renta del local que ocupábamos.

Años después, en marzo de 2008, nos instalamos en un nuevo sitio que estaba abriendo sus puertas, Plaza Galerías Las Torres, ya con una franquicia adquirida por nosotros al mismo franquiciante de la vez anterior. Si en ese entonces me hubieran dicho que pasados 17 años seguiríamos ahí, habría calificado de loco a quien tal afirmara. Cómo crees que un negocio micro vaya a sobrevivir esa eternidad, lo hubiera refutado, pues de esa manera ya tendría asegurada mi vejez, cuando un altísimo porcentaje de mipymes cierran en sus primeros dos o tres años de existencia.

¡Qué ingenuo! Diecisiete años después ahí seguimos, pero si bien hasta hace poco nuestros ingresos superaban a nuestros gastos, cada vez resulta más difícil tal empresa, sobre todo cuando nuestras ventas se han mantenido constantes a lo largo de los años, no así los egresos, que en forma de renta, salarios, servicios, impuestos, pago a proveedores y contabilidad, van mermando con sus desaforados aumentos nuestras utilidades, hasta el punto de convertirlas en pérdidas en algunos de los meses más recientes.

Todo lo anterior, a pesar del coraje, empeño, dedicación e inteligencia (incluso hasta artificial) que Elena ha puesto a través de ya más de tres lustros en el mantenimiento de su primorosa y querida tienda. ¡A un nivel de excelencia, definitivamente! Y yo, que mucho ayudo porque no estorbo.

¿Alguna sugerencia, queridos amigos?

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