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Mostrando entradas de marzo, 2023

Epitafio

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El secreto de este mundo está en haber experimentado la vida y desear vehementemente morir. No como los seres potenciales que nunca fueron y permanecen eternamente en la nada; no, no, no, haber vivido y anhelar morir, volver a esa nada, al descanso eterno, pero ya con conocimiento de causa. ¡Ah, qué belleza!

Muchas gracias, Carlos

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Cómo me gustaría que la lectura de esta reseña se fuera como el agua, tal como me pasó a mí con la lectura del libro del académico colombiano Carlos Granés Delirio americano , un extensísimo ensayo de ochocientas páginas de longitud, 416 notas incluidas. Estamos hablando de un fascinante recorrido por la historia social, cultural y política de Latinoamérica durante el último siglo y cuarto, a partir del año de la muerte del héroe y poeta cubano José Martí en 1898 hasta nuestros días, específicamente 2022: 125 años, ni uno más ni uno menos. Esta obra titánica le tomó al autor una década, lo cual se nota en la erudición que desparrama a lo largo de sus páginas. Divide su escrito en tres partes: 1898-1930 / Un continente en busca de sí mismo: el americanismo y los delirios de la vanguardia, 1930-1960 / Los delirios de la identidad: la cultura al servicio de la nación y 1960-2022 / Los delirios de la soberbia: revoluciones, dictaduras y latinoamericanización de Occidente. La razón de est...

Sin El Palote preferiría morir

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El miércoles 15 de marzo, trotando a la altura del kilómetro cinco del circuito de siete de la presa de El Palote , una dama se me aproximó por la izquierda y colocando sutilmente su mano derecha sobre mi espalda me espetó: “¡Vamos, señor, muy bien, ya casi acabamos!”. Le respondí con mi mejor sonrisa y ella se adelantó, dejándome atrás. La imagen inversa no me la puedo imaginar, pues probablemente hubiera sido interpretada en estos días como acoso. Pocos metros adelante se detuvo para intercambiar saludos con una amiga que corría en sentido contrario. Ahora era yo quien la dejaba atrás, lo cual no impidió que me volviera a alcanzar casi de inmediato y me preguntara ¡por mi edad! Setenta y tres, le contesté con un dejo de orgullo, a lo que ella respondió: “¡Qué bárbaro!, ojalá Dios me dé piernas para aguantar tanto”, y al instante desapareció dejándome dando vueltas sobre mi propio eje. Este parque es lo que más me ha gustado en la ciudad de León, en la que en julio próximo cumplirem...

Triángulo amoroso

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En octubre de 1989, al final de nuestro periplo de luna de miel que abarcó Francia, Italia, Suiza y España, Elena y un servidor llegamos a Madrid para de ahí emprender el viaje de regreso a México. Una de las últimas actividades en la capital española consistió en una visita guiada a Toledo, aproximadamente a 75 kilómetros de ahí. El guía resultó excelente, pero no podía evitar un dejo de fastidio en el rostro producto, especulo, de la rutina de haber desempeñado ese papel decenas de veces. Al bajar del autobús lo obsequiamos con la consabida propina por una labor encomiablemente realizada y nos despedimos con nuestra mejor sonrisa. En el camino de vuelta al hotel le comenté a Elena que si tan sólo pudiera evitar ese ligero rictus de hartazgo, el lazarillo que nos tocó en suerte hubiera sido quizá el mejor con el que me había topado en la vida. Pero no, corregí de inmediato, ese lugar le correspondería aún a Valentina, la guía en Leningrado durante el viaje a la Unión Soviética que h...

León, capital cultural del mundo

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Hace varios años, divagando por los canales culturales de la televisión mexicana, 11, 22 y TV UNAM, siglos antes de que los cooptara ese engendro autodenominado 4T (sí, hasta la televisora universitaria lo está de alguna manera), me topé con un espectáculo operístico en el 22. Más que nada por curiosidad y para confirmar lo absurdo que para mí era tal género, me quedé contemplándolo. Al poco rato ya estaba yo metidísimo en la trama y disfrutando con las dotes teatrales y musicales de los actores, leyendo con avidez los claros subtítulos en español de cuanto acontecía en la escena. Desgraciadamente no recuerdo el nombre de la obra, pero de que la disfruté como enano, ni duda cabe. No que me haya vuelto un fanático de la ópera, para nada, pues fuera de esa experiencia no había tenido yo otra ni antes ni después. Como diría mi amigo Gonzalo, perdón por la pinche ignorancia, no es que sea yo inculto, pero… Hasta este martes 28 de febrero en que me fui por propia voluntad con Elena al Teatr...