viernes, 12 de enero de 2024

Fin del suplicio

Dios te salva del rayo, pero no de la raya.

Refrán popular

Finalicé la primera y definitiva etapa de mi lucha contra el cáncer (http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2023/12/el-arduo-camino-hacia-la-sanacion.html). No más desmañanadas ni visitas diarias al hospital durante un mes y medio, no más apurar un litro de agua en un par de minutos antes de pasar a la radioterapia, no más invitaciones en plena sesión a limpiar nuestro intestino antes de continuar con el proceso, no más micciones continuamente durante todo el santo día,  y sólo un par de semanas más de salvajes regímenes alimenticios mientras se alivian los efectos secundarios del tratamiento. Un auténtico y desgastante maratón por la vida, diría Caro, mi hija. Una experiencia emocionalmente extenuante, sentenciaría yo.

Ahora ya “únicamente” tengo que continuar deglutiendo una píldora diaria de biculatamida por uno o dos años más y seguir  inyectándome en la panza una ampolleta de goserelina cada tres meses durante el mismo tiempo para, respectivamente, inhibir los efectos y la producción de testosterona que es el caldo de cultivo de estos males, además de practicarme exámenes clínicos periódicos para medir el nivel de antígeno en la sangre, un valor bajo del cual indicaría la remisión de la enfermedad. Y a esperar que ésta no reincida. ¡Nooo, si les digo que esto del cáncer es cosa seria!

Y todo, ¿para qué? Para que después de esos dos años quizá me toque ya fenecer por causas naturales. Dios te salva del rayo, pero no de la raya, sentencia un sabio refrán popular.

Pero, melindres aparte, qué bien se siente uno de haber cumplido una misión que parecía imposible y de tener al enemigo de rodillas frente a ti, y de comprobar, por enésima vez, el apoyo incondicional de tu pareja, Elena, que estuvo ahí en el hospital ese mes y medio, todos los días, como si ella fuera la afectada, y que se hubiera bebido con gusto los 28 litros de agua en vez mía y hasta sometido complacida a las radiaciones en mi lugar si con ello ayudara a mi curación. Un ser de excepción, verdaderamente.

Perdón por la ilustración con que acompaño este escrito (certificado de mi cura, le llamo yo), pero no pude evitar la tentación de incluirla (no la menosprecien, pues fui 972 de un total de 6,047 participantes y en menos de tres horas). Por cierto, el próximo lunes reanudo mis “correrías”.

Les prometo no volver a importunarlos con broncas tan personales.

Marcador final: ¡Terapias 28 - 0 Cáncer!

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