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Mostrando entradas de enero, 2024

Me bajaron de mi nube

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La “ceremonia de graduación” con mi radio-oncólogo (RO) hace dos días -lunes 22 de enero de 2024- resultó por demás frustrante: RO. Usted debe de ser consciente que la reducción del nivel de antígeno en su sangre se debe mayormente a los medicamentos que se le están administrando en el Seguro desde el año pasado y que deberán seguir administrándole durante los siguientes dos. YO. Absolutamente, doctor, pero yo esperaría que la radioterapia estuviera ya influyendo de alguna manera en el proceso, ¿no es así? RO. Desgraciadamente no, pues la radioterapia puede tardar hasta cinco años en mostrar su éxito. YO. ¡Cinco años!, cuando yo esté ya plenamente dentro de mis 80 de existencia, ¡qué locura!, de haberlo sabido antes, no me someto a tal tormento. RO. No diga usted eso, mientras tanto hay que estar alertas para que el cáncer no recurra, para lo que es primordial la medicación que se le está proporcionando. Y cuidar también los efectos secundarios tardíos, aunque improbable...

No todo está podrido en Dinamarca

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Algún grave mal se oculta en Dinamarca. Marcelo en Hamlet , de William Shakespeare, primer acto, escena XI, p. 15, colección “SEPAN CUANTOS…” Quizá era lo que estaba faltando en mi existencia: un proyecto de vida -mi salud-, antes que estar pensando constantemente en la muerte. Fue por eso que tomé el fin de mi tratamiento contra el cáncer ( http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2024/01/fin-del-suplicio.html ) como un triunfo, aunque todavía no lo sea cabalmente, habida cuenta de los dos años que tengo que pasar todavía bajo tratamiento médico, pero ya el antígeno bajó dramáticamente de 8.3 a 0.31, según estudios recentísimos, prácticamente el deseable 0. Por otro lado, retomé entusiastamente mi acostumbrado trote en el Parque Metropolitano de León, y esos siete kilómetros de corrida cada tercer día me han sentado de maravilla, después de la obligada pausa de casi dos meses por mis achaques. Curiosamente, también, hasta el IMSS me dio un mentís este día, viernes 19 de enero de ...

Fin del suplicio

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Dios te salva del rayo, pero no de la raya. Refrán popular Finalicé la primera y definitiva etapa de mi lucha contra el cáncer  ( http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2023/12/el-arduo-camino-hacia-la-sanacion.html ). No más desmañanadas ni visitas diarias al hospital durante un mes y medio, no más apurar un litro de agua en un par de minutos antes de pasar a la radioterapia, no más invitaciones en plena sesión a limpiar nuestro intestino antes de continuar con el proceso, no más micciones continuamente durante todo el santo día,  y sólo un par de semanas más de salvajes regímenes alimenticios mientras se alivian los efectos secundarios del tratamiento. Un auténtico y desgastante maratón por la vida, diría Caro, mi hija. Una experiencia emocionalmente extenuante, sentenciaría yo. Ahora ya “únicamente” tengo que continuar deglutiendo una píldora diaria de biculatamida por uno o dos años más y seguir   inyectándome en la panza una ampolleta de goserelina cada tres meses d...

Divertimento

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Después del monumental chasco que me llevé con Proust y su En busca del tiempo perdido  ( http://blograulgutierrezym.blogspot.com/2023/09/insoportable-sufrimiento.html ),  le hinqué el diente a American Psycho , de Bret Easton Ellis, y Conversación en La Catedral , de Mario Vargas Llosa, que me agradaron bastante y sobre las que ya he comentado en escritos por separado anteriores. Después intenté con un bodrio de Louis-Fedinand Céline, Guerra , intragable y en una pésima edición de Anagrama, que abandoné después de unas cuantas páginas. Seguí con Las alas de la paloma , de Henry James, y El Gran Meaulnes , de Alain Fournier, ambas novelas un tanto enigmáticas, pero plenamente disfrutables. La mala suerte me alcanzó de nuevo al continuar con Archipiélago Gulag I , de Alexandr Solzhenitsyn, un tabique de 816 páginas que me obsequió mi hija Caro en Navidad y que ya antes había querido adquirir en formato electrónico infructuosamente, pues no lo encontré en ninguna parte, así qu...

Vida y destino

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El pasado día del padre, mi hija Carolina me regaló un ladrillo de más de mil 100 páginas, que no es otro que la monumental obra Vida y destino del escritor y periodista ruso Vasili Grossman, novela con más de 160 personajes… y todos entran en escena. El editor enlista los nombres de todos estos personajes en la parte final del libro, agrupándolos conforme a la trama que les toca jugar en él. La obra tiene que ver con los totalitarismos ruso y alemán en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Las distintas tramas, en apariencia disconexas, tienen sus puntos de contacto, y se entra y sale de ellas, entremezcladas, a lo largo de las tres partes que conforman el libro. La parte medular, la columna vertebral, de la novela gira en torno a la entrañable familia Sháposhnikov, y dentro de ésta, el rol principalísimo lo juega el físico nuclear teórico Víktor Pávlovich Shtrum, marido de Liudmila Nikoláyevna Sháposhnikova, hombre inseguro, egoísta, conflictivo y científico de primer orden. ...