Quiero agradecer al Gobernador Oliva la oportunidad que me ofrece de ganar 100 mil pesos al denunciar su replaqueo como el trámite más inútil en el ámbito estatal, concurso al que hace unas semanas convocó la Secretaría de la Función Pública al hacerse eco servilmente de un comentario con el que intentó ser chistoso el Presidente Calderón.
Por otro lado, si el mismo empeño que emplea el bribón de Oliva para promocionar ilegítima –si no es que hasta ilegalmente- a su partido mediante las tablillas de circulación vehicular lo utilizara para resolver los problemas que laceran al Estado, otro gallo nos cantara, porque sinceramente jamás me había topado con un trámite burocrático que se resolviera con tanta eficiencia y con un despliegue de recursos que ofende: en menos de cinco minutos ya había yo terminado. Infinidad de mesas de atención al público, cada una con su computadora, su burócrata, sin colas y con montañas de placas viejas acumulándose al fondo.
Y todo ello, más los 200 y pico de millones de pesos que costaron las placas, para un trámite absolutamente inútil. Si no, acláreme por favor, qué va a pasar ahora que el PRI (¡Dios nos agarre confesados!) empiece a arrojar del poder a los beatos panistas, comenzando el año próximo con la Presidencia Municipal del mundialmente famoso Vicente Guerrero y siguiendo un par de años después con el Gobierno estatal. Van a querer cambiar las placas, ¡seguro!
Pero además, los autos chocolate, que en Guanajuato suman cientos de miles, quedan al margen de toda modernización y siguen circulando con la patente de corzo que les brindan sus horrendas placas gringas. Vamos, porque si la “genialidad” de Oliva hubiese contemplado un replaqueo que incluyese un chip inteligente y se hubiera obligado a los arbitrarios y convenencieros dueños de chatarra americana a entrar en el mismo aro, hasta gustosos los contribuyentes hubiéramos pagado los nuevos instrumentos de control.
Por cierto, estoy maravillado por la celeridad con la que los leoneses están cumpliendo con el estúpido trámite a una semana escasa de haberse iniciado. Mi mujer, más práctica, me dice: que no te sorprendan, son “gratis”.
martes, 28 de octubre de 2008
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