lunes, 3 de marzo de 2008

Paladines de la moralidad

Nada más eso nos faltaba, que en el Municipio sede de los poderes estatales, el mismo donde el señor Gobernador sale en procesión religiosa a plena luz y en día hábil, casi casi de rodillas y con sendos espinosos nopales en pecho y espalda, intentaran amordazar y maniatar a los léperos. Panistas hipócritas, que comiencen por su propio secretario de Gobierno Mosqueda, que tan lucido estuvo en una reunión oficial con delegados federales insultando, amenazando y soltando sapos y culebras contra directores de periódicos del Estado.

Es lamentable y risible la propuesta de reforma al Bando de policía y buen Gobierno que presentaron los regidores del PAN del Ayuntamiento de Guanajuato capital, donde se imponen 36 horas de cárcel o el pago de hasta 7 mil 400 pesos de multa a quien haga señas o profiera palabras obscenas, pues “señoritas u otros jóvenes” podrían escucharlas y esto es “muy grave”.

Mojigatos. Debieron haberse preocupado mucho antes, por ejemplo cuando hace 25 años la SEP modificó los planes de estudio de primaria por considerar que el civismo y la ética eran asignaturas superadas, y simplemente las suprimió de sus programas, sólo para reinstaurarlas hace apenas unos días.

Pasar de estas pretensiones iniciales de los regidores panistas a un Estado represor y autoritario contra el que tiene “malos” pensamientos o, simplemente, contra el que piensa distinto media una capa muy delgada. Resulta vergonzoso enterarse cómo el alcalde, también panista por supuesto, Eduardo Romero Hicks, quema incienso y vierte agua bendita sobre esta iniciativa que parece pensada por el mismísimo Torquemada. Que se dé una vuelta don Eduardo por las escuelas privadas de educación media y superior para que vea cómo se expresan muchas de las “señoritas” que él pretende defender.

Parafraseando a los gringos cuando defienden el derecho que cualquier ciudadano tiene de quemar su propia bandera: la mejor razón para no hacerlo es la libertad que se tiene para ello. Bueno, pues aquí aplica lo mismo: que el propio ciudadano se dé cuenta de la repulsión que provoca cuando mienta madres a diestra y siniestra, tal como Mosqueda, esperemos, haya escarmentado.

Lo demás es simple y llanamente intolerancia y totalitarismo.

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