lunes, 30 de diciembre de 2024

¡Qué flojera ser tan rico!

Cuando uno se pone a pensar que la fortuna de Elon Musk de entre 450 y 500 mil millones de dólares equivale a casi el 30% del PIB de México o que supera con holgura el presupuesto para todo 2025 de su gobierno Federal, no queda más que entrar en una profunda depresión, uno de cuyos síntomas más evidentes es una inaudita flojera, equiparable a la que debe sentir uno de estos individuos, a los que ya no les queda más que soñar con ¡colonizar Marte!

Imagínense nomás, la fortuna de un solo individuo equivale a casi la tercera parte de lo que produce todo un país de 130 millones de habitantes. Entiendo que no se pueden comparar peras con manzanas y que la estabilidad de la riqueza de una nación es mucho mayor que la veleidosa fortuna de un magnate, que puede quedar severamente reducida por la variación súbita de sus activos, pero ahí se las dejo.

Si además, como se piensa, el magnate se convierte en Vicepresidente de facto o, peor aún, Presidente, entonces es un terror inenarrable el que se experimenta. Por ahí se empieza ya a “bromear” que quien realmente tomará posesión el próximo 20 de enero no es Trump, sino Mump, y precisamente en ese orden.

¡Dios nos agarre confesados!

Siempre he pensado que el trauma más grande de los ricos es percatarse de que son mortales, por ello acumulan riqueza con tanta celeridad y querrían que los enterraran con toda ella.

Hablo nada más de puritito ardor, quién me manda ser pobre.

Con esto doy por terminado el año y les deseo de todo corazón que el 2025 sea como el león, que no es como lo pintan.

¡Vaya un abrazo!

Cuando menos te lo esperas, salta la liebre

Yo ya tenía en el olvido más absoluto esta denuncia.

El miércoles 16 de noviembre de 2022 me quejé contra Lorenzo Córdova Vianello, en aquel entonces Consejero Presidente del INE, mediante el siguiente correo electrónico dirigido a él con copia a veintidós personas más pertenecientes a todos los departamentos de la institución, incluidos sus órganos internos de control.


Lorenzo,


Aborrezco a AMLO, pero tú eres un cínico desvergonzado que engaña con la verdad. No te fuiste a Estrasburgo la semana pasada, pero sí a Estocolmo ésta. Te sigues burlando de los mexicanos como en aquella célebre grabación en que te mofaste de una persona humilde. ¡Cuánta soberbia! Opino exactamente igual que Salvador Camarena:  https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/salvador-camarena/2022/11/16/lorenzo-en-europa-no-se-ayuda-ni-ayuda-al-ine/


Raúl Gutiérrez y Montero


Pues bien, lo curioso es que apenas el jueves 26 de diciembre de 2024, es decir, ¡dos años, un mes y diez días después!, recibí un farragoso expediente de quince hojas de extensión donde el Instituto se lava las manos “toda vez que no existen datos, indicios o elementos de prueba que permitan presumir la existencia de presuntas irregularidades administrativas atribuibles a personas servidoras públicas del Instituto Federal Electoral.”


Sin embargo, Salvador Camarena, cuyo artículo en El Financiero de ese 16 de noviembre incluyo arriba, no está especulando, lo afirma con toda certeza: el lunes 14 de noviembre de 2022 a las 10:45 pm, Lorenzo Córdova viajo en vuelo de Aeroméxico a Estocolmo, Suecia, vía París, aunque dice que ni él ni el INE desembolsaron un solo peso.

 

El INE menciona en su soporífero expediente que don Lorenzo “únicamente” viajó por cuenta del Instituto ese año a Panamá, del 10 al 13 de octubre, Venecia, Italia, 21 y 22 de octubre, San José de Costa Rica, el 7 de noviembre, Estrasburgo, Francia, 14 y 15 de noviembre, y Lisboa, Portugal, 22 y 23 de noviembre, lo cual no desmiente de lo que Camarena se queja en su columna, y permite suponer que Córdova tuvo un interesante periplo europeo del 14 al 23 de noviembre, en el que muy bien pudo encajar su visita a Estocolmo, que el INE no cita y Lorenzo niega.

 

En fin, lo que a mí me interesa recalcar es la respuesta rápida y expedita que todos nuestros organismos burocráticos suelen ofrecer: ¡más de dos años para resolver lo que no debiera haber tomado ni siquiera un par de semanas, por más que el INE se adorne con una investigación exhaustiva y a fondo!

 

¡Pamplinas!

jueves, 26 de diciembre de 2024

Platícame un libro

Michael Berg, un adolescente de 15 años de edad, y Hanna Schmit, una mujer madura de 36, se conocen accidentalmente en un pueblo alemán. Ella lo trata maternalmente después de un accidente sin importancia que aquél padece, pero al poco tiempo, y sin que Hanna trate de evitarlo, sino antes al contrario, se involucran carnalmente. Schmit lo baña, lo mima y hace que el muchacho, a quien cariñosamente le llama chiquillo, le lea libros después de hacer el amor.

El muchacho tiene que hacer circo, maroma y teatro para ocultar la relación a sus padres y hermanos, hasta que ya un poco crecidito e independiente continúa su relación sin tantos bemoles.

Sin embargo, un buen día, Hanna desaparece, siendo Michael ya un estudiante de derecho en la universidad, donde él y unos compañeros reciben la encomiende de parte de su maestro de asistir a un juicio por crímenes nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Cuál no va siendo la sorpresa del joven al reconocer a su antiguo amor no sólo como una de las acusadas, sino como la principalísima perpetradora de crímenes de lesa humanidad en contra de judías. En el transcurso del juicio, los ex amantes se identifican a la distancia sin para nada hacer explícito este reconocimiento por obvias razones. También durante el juicio queda patente que Hanna y sus cómplices fueron responsables de encerrar a unas prisioneras en una iglesia mientras las trasladaban a otro campo de concentración y no hacer nada por salvarlas cuando el templo se incendió, lo cual quedó de manifiesto en un reporte sobre el hecho del que se acusa a Hanna de haber redactado. Ésta se pudo haber deslindado de esta circunstancia si hubiera aceptado públicamente ¡su analfabetismo!, pero esto le hubiera causado a ella una profunda vergüenza.

La anterior era la razón por la que a Hanna le gustaba que Michael le leyera, pues era incapaz de hacerlo por sí misma.

Nada de lo anterior la liberó de ser declarada criminal de guerra nazi, encargada de la custodia de rehenes judías en los abominables campos de concentración, y de llegar incluso a seleccionar en un momento dado a quienes debieran ser conducidas al cadalso. Todo esto ameritó que Schmit se hiciera acreedora a la máxima pena: cadena perpetua.

En el ínter, Michael quiso hacerse consciente de lo que tan horrendos crímenes representaban para la sociedad alemana y se desplazó a alguno de dichos campos a contemplar sus vestigios y avergonzarse de lo que él, también, de alguna manera, era responsable.

Posteriormente, Michael logró averiguar el lugar donde Hanna se encontraba recluida y comenzó a enviarle grabaciones con lecturas de libros, nunca cartas, a sabiendas de las limitaciones de ésta, a pesar de que con el tiempo aprendió a leer y escribir y contestarle sus grabaciones mediante conmovedores escritos, pero no, aquél nunca le contestó por el mismo medio. No obstante, llegó hasta a visitarla cuando ya era una anciana.

Después de catorce años de reclusión, se decidió otorgarle el derecho a la libertad, y Michael hizo todos los arreglos para que Hanna dispusiera a su salida de un empleo digno y un modesto lugar para vivir, pero los planes de ella eran otros, pues la víspera de su liberación ¡decidió suicidarse en su celda! Hanna Schmitt no soportó el enorme peso de la libertad después de tantos años de encierro. Sólo dejó su última voluntad para que Michael la cumpliera: que se le hiciera llegar a una hija, que había huido de ella a Nueva York, el poco efectivo que tenía en su cuarto y se le hiciera saber que podía disponer del dinero de una cuenta que poseía en un banco.

Michael la quiso ver por última vez acompañado por la administradora del penal, pero sólo levantó la sábana que la cubría y la devolvió a su sitio inmediatamente. Tomó consigo lo que Hanna le encomendaba y visitó a la hija en Nueva York, quien no paró de recriminar sutilmente a su madre por sus crímenes y a Michael por haber permitido que le hiciera daño cuando apenas era un adolescente. Le dijo que nada podría borrar lo que su madre había hecho, y con ella todos los demás criminales, y que llenaría de ignominia a las generaciones futuras. Dispuso del dinero de su madre y lo donó a una institución filantrópica judía contra el analfabetismo.

De vuelta en Alemania, Michael fue a visitar el lugar donde Hanna yacía y fue la primera y única vez en que lo hizo.

Esta novela maravillosa la pueden disfrutar ustedes también: El lector, de Bernhard Schlink (Anagrama, 2012), muy a pesar del tremendo spoiling que les acabo de recetar.

¡Mil disculpas!

sábado, 14 de diciembre de 2024

Caín

El día de mi cumpleaños le pedí a mi hijo Raúl que me obsequiara la tan anhelada por mí guía de lectura 1001 libros que hay que leer antes de morir, editada por Peter Boxall y José-Carlos Mainer (Grijalbo, 2016), y que me ha permitido avanzar aún con más celeridad en lo que constituye una de las grandes pasiones de mi vida.

Fue así como ataqué, en rápida sucesión, De ratones y hombres, de John Steinbeck, Nobel de Literatura en 1962; Un héroe de nuestro tiempo, de Mijíl Lérmantov, y Caín, de José Saramago, Nobel en 1998.

De las tres novelas, me quedo con la esplendorosa Caín, de Saramago. Qué descaro, irreverencia, erudición y hermosura para abordar los temas bíblicos teniendo como personaje central a Caín, al cual mueve el autor arbitrariamente de una época a otra, llevándolo del presente al pasado, al futuro y de vuelta al presente, haciéndolo partícipe y testigo de cuanto acontecimiento bíblico pueda imaginar el lector, empezando, obviamente, con la trágica historia del propio Caín.

Las continuas maldiciones de Caín contra dios (así, con minúscula), y hasta un puñado de disputas personales entre ambos, son memorables. Quienes hemos cuestionado la mayor parte de nuestras vidas el embrutecimiento que pueden llegar a producir las cuestiones religiosas y las creencias en seres divinos y sobrenaturales -pero a final de cuentas belicosos, injustos y vengativos-, obtenemos aquí una legítima retribución.

¡Bravo por Caín! Y no digo más, lean le novela.

Por otro lado, el libro de Steinbeck relata la historia de dos jornaleros, Geoge y Lennie, que llegan a emplearse de manera temporal a la propiedad de un patrón, pero su sueño de vida es llegar a tener la suya y trabajarla con denuedo. George es el guía y protector de Lennie, individuo éste de tamaño descomunal y con una fortaleza increíble, pero retrasado mental; por lo mismo, ajeno a toda maldad, y devoto y fiel seguidor de George. Circunstancias fortuitas llevan a Lennie a literalmente aplastar a la pareja del hijo del patrón, producto de la angustia provocada por la idiotez del individuo más que por alguna otra razón. El inesperado y triste final del relato deja frío al lector.

Finalmente, la novela de Lérmantov es la historia de Pechorin, un oficial del ejército, quien a través de su diario, que por casualidad cae en las manos del narrador anónimo del relato que nos lo da a conocer a nosotros, sus lectores, da cuenta de episodios dramáticos de su existencia, entre los que destaca su batida a duelo con un contrincante al que deja deshecho, no tanto por el disparo mortal como por la caída de éste a un despeñadero, y una disquisición final sobre la predestinación que no tiene desperdicio, pues la ejemplifica con la trágica muerte de un conocido, y con la cual concluye la novela.

Tres libros de muy recomendable lectura.

miércoles, 11 de diciembre de 2024

¡Qué huevos!

Perdón que me repita, pero la temporada lo reclama:

El crudelísimo invierno de 1983-84 fui asignado por IBM de México, donde trabajaba, al centro de soporte que la corporación tenía en Boëblingen, Alemania, cerca de Stuttgart, durante tres meses (diciembre a febrero). Las fiestas navideñas iniciaron el viernes 23, después del horario de oficina, y terminaron el lunes 26, pues la empresa en aquel país acostumbraba dar el día siguiente a la Navidad.

Los momios no me favorecían, ya que al no ser yo europeo, como la mayoría de los compañeros que ahí tenía y que podían regresar a sus países de origen cada dos semanas, no debía ausentarme del lugar sino hasta el fin de mi asignación, o bien los fines de semana o días feriados con el compromiso de regresar a la oficina al día hábil siguiente, de tal suerte que aquel viernes 23 en la tarde-noche fue de condolencias para mí por parte de todos mis colegas porque iba a permanecer solo, si así lo decidía, tres largos días en el pueblecito de Schönaich, donde residíamos. Yo no me sentía triste, pues pensaba tomar el coche que nos asignaban para nuestro desplazamiento e ir a Berna, Suiza, muy de mañana el sábado 24, sin embargo, un oriundo se me acercó y me dijo que tuviera valor y que tratara de pasármela lo mejor posible.

Para cuando regresé al acogedor hotel administrado por una simpática familia ese mismo viernes en la noche, ya todos mis compañeros habían literalmente emprendido el vuelo y el administrador me entregó las llaves del acceso principal del recinto diciéndome que también ellos abandonaban el pueblo y que me quedaría solo en el lugar, rogándome que me asegurara, únicamente por precaución, de cerrar bien la puerta. Tragué saliva con dificultad y tomé las llaves deseándoles felices fiestas.

Según lo planeado, emprendí la marcha al día siguiente y me encaminé a mi destino a través de Zúrich y Lucerna, pero para cuando llegué a Berna la noche ya era cerrada, a pesar de ser solamente las 6 y media de la tarde, y con un hambre voraz, pues no me había detenido para nada en el camino, excepto para poner gasolina. Obviamente, la mayoría de los negocios ya había cerrado, no así una pequeña fonda que apenas había iniciado el proceso, pero cuando quise ingresar, me topé con la puerta de cristal en las narices y una empleada enternecida que sólo me miraba cómo rasguñaba yo con una mano el vidrio como un perrillo que pide clemencia. La dama, visiblemente conmovida, me abrió y me puso en la mano una carta enmicada de la que seleccioné con el dedo lo primero que se me ocurrió.

Unos minutos después me fueron presentados un par de huevos fritos sobre sendas rebanadas de pan bimbo. ¡Qué huevos! Juro por mi madre que ha sido el más suculento manjar que haya probado nunca, de veras.

Terminada mi opípara cena, a buscar hotel. Conseguí uno buscando en el tablero que para tal propósito suelen tener en las estaciones de tren, no lejos de ahí. ¡Y a disfrutar la maravillosa ciudad! Pero cómo, con una noche tan oscura y con un frío que literalmente cortaba el rostro. Apenas recorridas unas cuantas calles, decidí, mejor, regresar al hotel, donde la familia que lo administraba y que ahí celebraba la Nochebuena se me quedó mirando de lo más extrañada y hasta temerosa mientras me dirigía a mi habitación ascendiendo las escaleras. Me deseé una Feliz Navidad y me acurruqué en la cama justo a las ¡nueve y media de la noche!

Pero al día siguiente, domingo 25, después del magnífico desayuno que suelen disponer en esos hoteles, a base de quesos, embutidos, pan fresquecito y crujiente, jugos, mermeladas, mantequilla y el mejor expreso del mundo, entré en euforia y, ahora sí, aunque el frío era igualmente intenso que la noche anterior, me puse a recorrer Berna, pero especialmente su calle principal, la del tranvía y el reloj, y el “pozo” de los osos, símbolo de la ciudad, al final de la avenida, esos que uno alimenta con lo que ahí venden para tal propósito, y que con sus manazas piden más agitándolas rítmicamente hacia sus pechos cuando uno cesa de aventarles. Muy simpáticos y tiernos, ciertamente.

Y el camino de regreso a “casa”, con una pernocta la noche del 25 en Lucerna, ¡maravillosa!, y la mañana del 26 de nuevo a Boëblingen, vía Zúrich, previo abastecimiento de gasolina en una vereda vecinal, donde la esposa del despachador, una encantadora joven con bebé en brazos, que dice hablar inglés, me sugiere una ruta alterna y, dice, muy hermosa, ante la mirada recelosa del marido, que no nos despega la vista mientras despacha. Sigo sus consejos. ¡Craso error! Se suelta una nevada como nunca y la hermosísima ruta alterna resulta de lo más peligrosa, y yo con las cadenas de las llantas para manejar en esas condiciones bien guardadas en la cajuela del carro y sin saber cómo colocarlas. Muchos accidentes en el camino, pero afortunadamente ninguno que me involucre, a pesar de haber prescindido todo el trayecto de las mentadas cadenas. Y una nueva noche solo en el hotel, todo mío, ya que mis compañeros no llegarán sino hasta la mañana siguiente.

Treinta y cuatro años había vivido hasta aquella época, otros 41 han transcurrido desde entonces e, insisto, ¡qué huevos aquéllos! Es que yo creo que eran de granja y los de hoy son ya muy artificiales… o así los siento. 

sábado, 7 de diciembre de 2024

No todo lo que relumbra es oro

La evidente falla en mi anterior escrito, misma que no revelaré para no aburrirlos más (https://blograulgutierrezym.blogspot.com/2024/12/conjetura-de-una-conjetura.html), me llevó a sostener el siguiente diálogo con ChatGPT. Asombroso y divertido. Ahí se los dejo, y disculpas extemporáneas.

RGyM. Alguna vez se publicó un artículo científico que era una farsa sólo para demostrar la credulidad de la gente, y nadie lo refutó. ¿Me podrías dar más detalles?

ChatGPT. Sí, hay varios casos notables de artículos científicos creados como farsas o engaños para demostrar problemas en la revisión por pares, la credulidad de las revistas, o incluso la falta de rigor en ciertas áreas académicas. Uno de los casos más famosos es el Escándalo Sokal.

El Escándalo Sokal

En 1996, el físico Alan Sokal, profesor de física en la Universidad de Nueva York, envió un artículo titulado "Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity" a la revista académica Social Text, una publicación prestigiosa en estudios culturales y teoría crítica.

  • Contenido del artículo: El artículo estaba lleno de jerga académica, afirmaciones absurdas y referencias pseudocientíficas. Sokal argumentaba, entre otras cosas, que la gravedad era una construcción social, todo en un tono que parecía alinearse con los principios de la teoría crítica posmoderna.
  • Publicación: La revista lo aceptó y publicó en un número especial sin someterlo a revisión por pares rigurosa.
  • Revelación: Después de la publicación, Sokal confesó en otro artículo que había escrito la pieza intencionalmente como una parodia para demostrar que algunas publicaciones en humanidades aceptaban artículos con argumentos absurdos si estos eran presentados de manera compleja y en sintonía con sus puntos de vista ideológicos.

Impacto

La farsa de Sokal generó un enorme debate sobre el rigor académico, la calidad de las revisiones por pares, y las posibles tendencias ideológicas en ciertas disciplinas. También destacó la importancia de mantener estándares de calidad en todas las áreas de la academia, incluidas las ciencias sociales y las humanidades.

Si tienes interés en otros casos similares, puedo contarte sobre eventos más recientes o relacionados con revistas de acceso abierto y pseudociencia. ¡Dímelo!

martes, 3 de diciembre de 2024

Conjetura de una conjetura

“Teorema”. Al menos una de las duplas (p, q) de números primos en que se descompone un número par 2n = p + q es tal que p + 2 o q + 2 es a su vez primo y

2(n + 1) = (p + 2) + q = r + q

o

 2(n + 1) = p + (q + 2) = p + r

donde r es el “nuevo” primo.

Lo anterior aplica incluso para todas las excepciones (38/40, 68/70, 80/82, 98/100, por citar algunas) si consideramos a 1 como primo, pues entonces

2n = 1 + (2n – 1)  

y

2(n + 1) = 1 + 2 + (2n - 1)

Por ejemplo:

38 = 7 + 31 = 19 + 19

40 = 3 + 37 = 11 + 29 = 17 + 23

no cumplen el postulado inicial, pero con 1 como primo:

38 = 1 + 37

y

40 = 1 + 2 + 37

estableciéndose mi “teorema” de manera general. 

Pero todo lo anterior, a su vez, ¡probaría la conjetura de Goldbach por inducción matemática!

Ya nada más me faltaría demostrar mi “teorema”, es decir, la conjetura de la conjetura de Goldbach, algo así como la conjetura de Gutiérrez y Montero. La gran diferencia es que yo estoy absolutamente seguro de la veracidad de lo que afirmo, y Goldbach no.

Les prometí que iba a hacer mi mejor esfuerzo. Lo estoy haciendo. Ahora sólo les pido a ustedes que hagan el suyo, toda vez que lo aquí discutido es de fácil comprensión si se empeñan en ello (https://blograulgutierrezym.blogspot.com/2024/11/todo-numero-par-mayor-que-2-es-la-suma.html).