Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2023

Tres lecturas

Imagen
Después de La guerra del fin del mundo , de Mario Vargas Llosa, comentada con anterioridad, he realizado otras dos lecturas y una relectura en días pasados: El maestro y Margarita , de Mijaíl Bulgákov; Gimpel, el tonto , de Isaac Bashevis Singer, y Dublineses , del insuperable James Joyce, respectivamente. El primer libro, El maestro y Margarita , consta de tres partes entremezcladas: la aparición del diablo, Vóland, en Moscú; la historia de Pilatos, narrada por el maestro, recluido en un hospital siquiátrico, a donde va a parar uno de los protagonistas principales de la obra, Iván, involucrado en los prodigios de Satán; y, finalmente, el propio relato fantástico del maestro y Margarita. Muchos de los prodigios en que incurren el demonio y sus ayudantes resultan entretenidos en la prosa de Bulgákov, pero muchos otros, a pesar de ser considerada ésta una obra maestra, me parecieron a mí francamente necios, al punto de sentirme tentado a abandonar la lectura. Afortunadamente esta tenta...

Crónica de un despido

Imagen
El pasado viernes 10 de febrero de 2023 se cumplieron exactamente 28 años de que me “corrieron” de la compañía más grande de computadores del mundo en aquel entonces -a quien adelante denominaremos como la Cía.-, pues ello ocurrió el viernes 10 de febrero de 1995. Escribí “corrieron” porque en realidad yo lo pedí: me presenté en la oficina del director de mi área y le expliqué que corría el runrún de que pronto habría un programa de retiro voluntario, de esos con una suculenta indemnización que la Cía. ya había tenido con anterioridad en épocas difíciles para el país, en 1982, por ejemplo. El jefe de mi jefe, sorprendido, negó enfáticamente que fuera a haber tal plan de retiro y que, en todo caso, la Cía. tenía otros planes para mí. Bueno, le dije, lo único que deseaba plantearte es que de haber dicho programa, me tomes en cuenta. Muy bien, me atajó, mensaje recibido. U n par de semanas después, un jueves, me llamó la secretaria del referido director para informarme que al día siguie...

Gracias a la viiida...

Imagen
Tan importante cómo contar bien las cosas es tener cosas que contar. Quizá a ello se deba que invente cualquier pretexto para ya no seguirlo haciendo, como haber sido olímpicamente ignorado por el jurado de un concurso literario pedorro. Para suplir esa carencia argumental, le propuse a Elena que nos fuéramos de “luna de miel” a la Ciudad de México de lunes a viernes, lo que hicimos a finales de enero. Yo, a mis otoñales 73, y ella, a sus primaverales 57. Nos fuimos en uno de esos transportes privados que ahora pululan en León. Apenas llegar, nos desplazamos a pie del hotel que acostumbramos, justo a espaldas de la embajada americana, al Templo Mayor , recorriendo Paseo de la Reforma, Avenida Juárez y Madero hasta el Zócalo capitalino, y de ahí, a tiro de piedra, al referido templo, cuyo museo se encontraba cerrado por ser lunes. Ni tardos ni perezosos, nos encaramamos a la terraza de la librería Porrúa que se encuentra a un lado, en el restaurante bar El Mayor , y al calor de unas c...

Más pronto cojo que un hablador

Imagen
No recuerdo si así rece exactamente el dicho, pero la idea es la misma: vuelvo de mi “retiro” para seguir jodiendo. No diré que de las 136 personas a las que suelo enviar estos escritos una abrumadora mayoría se haya manifestado por que no me fuera. No, para nada, fueron solo siete, es decir, apenas el cinco por ciento, pero lo hicieron de una manera tan vehemente y conmovedora que no me quedó de otra, y aquí me tienen, de “regreso”. Elena, mi esposa, me dijo que era un pusilánime, que el haber perdido en el concurso en que participé no era razón suficiente para dejar de escribir las sandeces que acostumbro. Y sí, por qué dramatizar al extremo mi derrota en un certamen literario de medio pelo en una de las rancherías del interior de la República (el imbécil de Palacio ya me estaría prescribiendo Vitacilina para el ardor) y así, sin más, tirar el arpa. Ya tienes un público garantizado de fieles lectores, continuó la sabia Elena, que no es bueno que tires por la borda, lo que trajo ...

Perseverancia

Imagen
Desde siempre, Carolina le había insistido a su padre que la llevara al Bolshoi, “aunque sea a Rusia”,  le había dicho. Todo empezó años atrás cuando el señor se llevó a toda la familia de vacaciones a Guanajuato para disfrutar del Festival Internacional Cervantino, a mediados de la década de los 80. Carolina, que tendría entonces unos cinco años, quedó fascinada con los espectáculos dancísticos que se montaron en aquella ocasión. Y todo contribuyó a este fin: la belleza de aquella ciudad colonial, la majestuosidad del Teatro Juárez y el soberbio ambiente que el escenógrafo instaló en ese recinto sin par. La fama del festival, por cierto, ya había trascendido fronteras. A partir de aquel momento, la tierna mente de la niña fue indeleblemente marcada por este bello arte, a tal grado que Carolina insistía año con año en regresar a Guanajuato para que la llevaran “al Cervantino”. Sin embargo, la empresa se fue tornando más y más difícil, toda vez que los hermanos de Caro, menores los ...