Gobernador por una noche
Hace unos días soñé que durante un cónclave parecido al de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sus miembros estaban seleccionando, de entre ellos mismos, a quien sería el próximo gobernador del estado de Guanajuato, en sustitución del inane Diego, proceso en el que ¡yo participaba! Por supuesto, no me otorgaba a mí mismo ninguna posibilidad, pero cuando me vi encima con cuatro de los once votos en disputa, empecé a abrigar “esperanzas” y, a la vez, llenarme de terror, pues a la par de un gusto masoquista, me asaltaban el temor y la duda de qué coños podría hacer yo en el cargo, para el que con toda generosidad me consideraba inapto, por decir lo menos. Entre los presentes estaba Miguel Márquez Márquez, predecesor de Sinhue y su incuestionable padrino (en la tétrica jerarquía del abominable Yunque, presidido por su miembro más conspicuo, el siniestro Elías Villegas), lo cual era indicativo de que tendría que ser yo un gobernador panista. Cuando hube asegurado...