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Mostrando entradas de agosto, 2022

Bien sé que no me lees, Paloma...

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… la Muy Noble, Leal y Muy Cabrona Ciudad de México. México , Pedro Ángel Palou … y quizá nadie lo haga. ¿Que por qué entonces pergeño estas idioteces? Humildemente, tal vez porque me fascine leerme a mí mismo. Aun así, te cuento que acabo de devorar el reciente libro de Pedro Ángel Palou México (Planeta, 2022), así simplemente, como la ciudad toda, donde se dedica a reseñar más de cuatro siglos y medio (1526-1985) de la gran metrópoli, no desde el punto de vista estricto del historiador, sino desde el ameno del novelista, sin que por ello desmerezca lo primero, a juzgar por la rigurosa documentación a que se atuvo el autor y que consta en los agradecimientos al final del volumen. Así pues, pasa a contar la historia de cuatro familias ficticias, los Cuautle, los Landero, los Santoveña y los Sefamí (nombre, este sí, tomado de una familia conocida del autor, pero que nada tiene que ver con la novela) y nos describe magistralmente sus vidas y la forma en que llegan a interrelacionars...

Las trampas de la fe

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Para el ingeniero Eduardo Osuna Osuna Suelo ver con cierta frecuencia el programa del polémico John M. Ackerman, Diálogos por la democracia , en TV UNAM. Un domingo tuve la suerte de toparme ahí con la sabrosa charla que sostuvo con Sandra Lorenzano, directora de cultura y comunicación de la Comisión de Igualdad de Género de la UNAM. Qué maravillosa interlocutora, sobre todo cuando le tocó hablar con pasión de Sor Juana Inés de la Cruz y recomendar ampliamente el libro de Octavio Paz sobre ella, Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe , que, dijo, “se lee como una novela”, y verdaderamente así es, pues de inmediato emprendí su lectura al recordarme que tenía esa asignatura pendiente. El libro se merece realmente todos los elogios que Lorenzano vierte sobre él y su autor, pero no deja de ser chocante que Paz parezca más interesado en apabullarnos con su “infinita” erudición a lo largo de las casi ochocientas páginas de que consta el volumen que en hacer el tema un poco más...

Valle de "Guadachupe"

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Después de más de cuatro años de reclusión absoluta en mi mazmorra, me fui con Elena a recorrer mundo: tomamos un pesero aéreo y nos trasladamos ¡a Tijuana!, con la idea, claro, de recorrer el Valle de Guadalupe y, en una de esas, hasta visitar San Diego. Por lo mismo, reservamos hotel en aquella ciudad de pecado por sólo dos noches, de las siete que pensábamos pasar por el noroeste de la república. Al día siguiente de la medianoche en que arribamos, nos desplazamos en taxi a Puerto Nuevo a deglutir una rica langosta, aprovechando para visitar también Popotla, lugar donde se les cultiva, y Rosarito, mientras averiguábamos la mejor forma de recorrer La ruta del vino , ya que un conocido me ignoró cuando ex profeso se lo solicité. Mientras tanto, fuimos a pie del hotel a “la línea” para sondear qué tan fácil sería cruzarla y, ya en territorio yanqui, abordar un autobús que nos llevara a San Diego, donde pensábamos pasar otro par de noches: ¡no hombre, qué locura! Centenares de peticionar...